martes, 5 de enero de 2010

Identidad y el análisis regional

Alumna: Nory Andrea PootRESUMEN DE LA EXPOSICIÓN
Identidad y el análisis regional
Tejera Ganoa Héctor.


El texto inicia con la pregunta clave de ¿se puede considerar a México como una entidad unificada o no? Entiendo que la necesidad de esta pregunta se basa en el proceso de definición de nuestro país.
El constante reconocimiento de la diversidad nación económica, política y cultural nos lleva a la siguiente pregunta planteada por el autor ¿Cuáles son los elementos de la cohesionan y Cuáles son los que incrementas las diferencias?
El consenso entre los mexicanos se fundamenta en la pluralidad y diversidad.
A lo largo de de nuestros estudios ortodoxos marxistas decimonónica se visualizaba una idea de nación homogénea. Se ha interrogado el modelo de nación plasmado en la constitución.
Para que estos aspectos pudieran ser cuestionados o superados fue necesaria la emergencia y el reconocimiento de expresiones políticas y culturales, esta diferenciación dio pie a nuestros sujetos sociales particulares y diferenciados.
“La emergencia y el reconocimiento de expresiones políticas y culturales diversas, que han dado lugar a nuevos sujetos sociales particulares y diferenciados que demandan su espacio dentro del concierto nacional, e incluso, su autonomía e independencia.” (Tejera, 1994:48)
Para poder visualizar los procesos particulares y la comprensión de los nuevos sujetos sociales se implementan los estudios regionales y vislumbrar el amplio aspecto.
Estos estudios regionales y los grandes problemas siguen presentes en general son los rasgos duales de la comprensión socio cultural que entorpece los mismos y afecta su comprensión en nuevos criterios por regionalización.
Sus problemas planteados como estudios regionales, sin intentar la estandarización teórica y metodológica, se basan en el grado de generalización y particularización que presentan, incluyendo las estrategias teóricas para realizarlos.
Las diferencias conceptuales del autor descartan los términos referidos a cultura vista como grupos o individuos “civilizados” a partir del romanticismo; de la antropología culturalista la terminología que denota “estilos de vida” e indican un determinado “desarrollo interior” (mental) en contraposición con el exterior (material).
De esta última definición se desprende los estudios de vida material o económica y la vida cultural ideológica o superestructura.
El autor en su proceso epistemológico detalla la cultura como “un sistema significante el cual a partir de representaciones y practicas dentro de un contexto que les imprime sentido, permite que la producción, reproducción y transformación de un orden social y material , siendo ella parte inherente al mismo “ (Tejera, 199:;49).
Con esta definición podemos ver que la cultura en México no se puede clasificar de forma homogénea así que no existe una solo cultura como lo dice el modelo de nación.
Se puede detectar varios “paradigmas raíces” que son significantes diferenciados debido al contexto social, cada uno de ellos genera “metáforas” que llegan a ser distintas a veces contra puestas. El resultado de este proceso son “identidades colectivas estructurales y coyunturales.
El autor es claro al decirnos, que los procesos sus límites y ámbitos del acuerdo cultural “de relaciones y modos de vida, como de la generación de nuevos sentidos culturales” (Tejero 1994:50) es la organización social de espacios simbólicos derivados de su clasificación. Esta (clasificación) se debe a los campos socioculturales donde los sujetos sociales interactúan en una estructura simbólica.
L a cotidianeidad del simbolismo se ve reflejada en una composición y reaparición de los elementos sin perder de vista el análisis de los sentidos y contra sentidos.
En su definición regional la terminología de cultura nación y cultura dominante se confunden.
Cultura Nación Cultura Dominante
“Designa un espacio social, generalmente cohesionado por un Estado, en el que se abren los ámbitos para el reconocimiento de la diversidad y por lo tanto de la existencia de culturas particulares que se desenvuelven en el contexto nacional” (Tejero 1994:50) “Hace referencia y está ligada a los esfuerzos por hacer tablas razas de las diferencias y particularidades a través de una política alta –No necesariamente exitosa – por parte de grupo hegemónicos.

La estructura cultural no es homogénea ni estática esta clasificación necesita simbolismos y crea identidades colectivas, grupos sociales que se cohesionan a partir de ciertos principios.
La cultura se encuentra íntimamente relacionado con sus portadores, con los sujetos que interactúan, con una identidad de sujeto – objeto y un proceso de continuo ordenamiento y significación generado por grupos sociales, o la interacción social.
Este proceso cultural no se extrae de instituciones que son necesarias para el modo de vida.
Las manifestaciones culturales dependen del contexto que puede ubicar identidad y actores sociales y las expresiones verbales (privilegiados) son solo una característica cultural.
La reelaboración y reorganización cultural, simbólica afecta las normas objetivos o deseos del grupo e individuos.
Es necesario re definir las técnicas y metodologías que se emplean en el estudio de cultura e identidad ya que estas no son “un listados de elementos referentes o situacionales y de su significado para quienes los detentan sino que además, requiere definición el papel que juegan estos en las organizaciones y dinámica de las relaciones sociales.”(Tejero 1994:54)
En resumen es necesario establecer los espacios de reproducción cultural a partir de las identidades diferenciadas.
Los estudios culturales de los 80’s mantuvieron y mantienen una óptica dual diferenciada que denota el atraso de la estructura socioeconómica que responde a determinada racionalidad económica.
Los nuevos actores sociales son “los que han puesto un nuevo carácter de análisis en la cultura dejando de lado la idea de homogeneidad y destacando la heterogeneidad de las mismas culturas”

Bibliografía
Tejera Ganoa, Héctor (1994) “La identidad y el análisis regional” Nueva antropología Vol. VI No. 18 México

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