martes, 5 de enero de 2010

Las Familias, las Culturas y las Identidades. Vania Salles

Exposición: Las Familias, las Culturas y las Identidades. Vania Salles
Alumna: Ericka Nancy López.

Producción y transmisión de cultura vía familia
Relaciones familiares (producen cultura)
• Ámbitos vehiculadores Reproductores de elementos culturales macrosociales y previamente producidos.
• Son interpretados y asimilados según las idiosincrasias propias de las personas que componen el grupo y protagonizan la vida familiar.
• Presencia de contextos sociales conformadores de las relaciones privadas.
La existencia de una hermenéutica
• Hermenéutica es usado por la autora para significar una interpretación que implica un meaning y que predispone a la persona a una acción.
• Las familias y sus integrantes son receptores activos de la cultura. Su capacidad (habilidad) de interpretar les permite producir formas particulares de relacionarse y de vivir la cultura.
• Las relaciones familiares y los elementos culturales varían según la ubicación *espacio-*tiempo y *económica del grupo familiar.
• Bordieu: las producciones culturales históricamente acumuladas en la sociedad no pertenecen de igual manera a todas las personas que en ella viven, sino mas bien a las que disponen de medios para apropiárselas, y esto ocurre a pesar de que en forma virtual estas producciones son ofrecidas a todos.
• El proceso de distribución que “controla” el acceso a la cultura no solamente se repite, mas bien, refuerza las relaciones asimétricas entre individuos y grupos sociales (Bordieu). La cultura como base para la generación de desigualdades vinculadas al poder y a la dominación.
• La Carencia real permite la producción de culturas alternativas, en relación con las culturas dominantes, creando carencia simbólica.
• Las reglamentaciones (el deber ser) no impide las variabilidades hermenéuticas, no todos interpretan la cultura según los patrones sociales inculcados. Rompen con lo establecido tradicionalmente.
• Bordieu y Passeron desarrollan el concepto de capital cultural a través de una metáfora que permite observar su acumulación, su paso hereditario y su intercambio en el mercado, todo ello en un contexto interesado en su reproducción.
• La hermenéutica cultural, responde a las variaciones que surgen del significado que cada individuo otorga a sus acciones.
• La familia funciona como una suerte de transmisión de cultura.
• Así, algunas instituciones reglamentadas, como lo es el matrimonio están determinadas históricamente (noviazgo, matrimonio, hijos) contribuyendo como sistemas controladores de la vida cotidiana. Actualmente estas reglamentaciones se han modificado, a causa de nuevas formas de vida (divorcio, separaciones consensuales).
3. Entorno íntimo, socialización e identidad.
 La familia contemporánea cumple aún varias funciones vinculadas con la reproducción en su carácter amplio.
 Algunos eventos referidos a la perpetuación de la especie humana, como las modalidades de procreación y también de crianza para la prole, implican componentes culturales.
 Simbología y percepciones vinculadas con la paternidad. Su objetivo es la socialización.
 La estructura y organización familiar inciden en la formación de identidades.
 La familia es histórica y variable, la socialización desplegada en cada contexto constituye un acto de cultura que integra pasados y elementos contemporáneos.
 Pero, la variabilidad de los modelos familiares encuentra su existencia en ciertos rasgos básicos que tienden a normativizar las relaciones familiares.
 La vida familiar y sus espacios son tomados como productos específicos y contingentes de la dinámica de la interacción intra e intrafamiliar.
 La cohabitación es la condición más general para transformar el ámbito familiar en un ámbito de producción de relaciones íntimas que se dan entre las personas que conforman la pareja y la prole por ella creada.
 Los estilos de vida son culturalmente procesados. Son influidos por los ingresos familiares, por el acceso a bienes materiales pero no se reducen a ello.
 Las personas que conforman los hogares al interaccionar lo transforman en un espacio relacional que produce normas de convivencia, entre las que se encuentran las de consenso y conflicto.
 Simmel enfatiza la importancia de la pertenencia a un grupo en la conformación de la persona: “le génesis de la personalidad es un punto de intersección de un sinnúmero de influencias sociales y el producto final de herencias derivadas de una gran diversidad de grupos y periodos de ajuste”.
 La formación de identidades tiene importancia en la duración de diversos ambientes socializadores a lo largo de la vida.
 Socialización primaria. La familia debe ser tomada como el espacio formador de las identidades profundas.
 Giddens. Habla: supone la existencia de los sujetos hablantes y se localiza en el mundo de las interacciones sociales, en el marco de las prácticas que articulan la convivencia.
 Lengua: es una estructura virtual que sirve de marco para el ejercicio del habla; sin embargo no es reductible a ella y representa la cristalización de prácticas previas.
 Como la socialización es un ámbito en que se construyen las identidades y porque la socialización es un proceso, se puede hablar de las identidades como procesualmente constituidas y como cambiantes, sin que esto implique restar importancia a la socialización primaria como el componente más crucial en la formación de identidades.
4. Las identidades y la corporeidad
 Identidad: del latín identitas y significa la “calidad del idéntico”.
 Todo aprendizaje humano, en general, involucra mecanismos compartidos manifiestos en una suerte de internalización.
 El objeto internalizado es un símbolo de algo, que puede ser una persona, o clases de personas, una cosa o clases de cosas. Estos tipos de percepciones referidos a objetos externos se dan simultáneamente con el proceso de construcción del concepto de sí mismo.
 Para Berger y Luckmann la internalización constituye la base para la comprensión de los propios semejantes, y para la aprehensión del mundo en cuanto realidad significativa y social.
 Entre los objetos internalizados están los roles socialmente establecidos que al ser adquiridos implican una carga de significación personal que tiene lugar en el marco de un proceso de identificación.
 Así, las identidades emergen del proceso de socialización, son culturalmente construidas.
 Es sobre la corporeidad (entorno físico-biológico humano que tiene potencialidades particulares y diferentes a la corporeidad de otras especies) que actúan los procesos socializadores.
 La cultura actúa sobre la corporeidad bajo la modalidad de darle significación y sentido (humano y social), y de conformar personas con identidades propias, implicando distinciones anatómicas.
 El cuerpo está pre-dado, su significado es subjetivamente construido y socialmente revalidado.
 El desarrollo de la calidad de idéntico y de los órdenes simbólicos correspondientes, es anterior a la calidad referida a las diferencias, es decir, los recién nacidos y las recién nacidas van identificándose con los significantes antes de darse cuenta de las diferencias de su estatus sexual.
 Las diferencias de sexo son transformadas en pautas generadoras de la desigualdad (social) entre géneros.
 La familia y los órdenes simbólicos que estructuran los roles de género en su interior, cumplen un papel crucial en la formación intergeneracional de identidades genéricas.
 La relación cuerpo/identidad es construida, elaborada, y es el conjunto de los elementos que funcionan como una de las instancias que dan sentido y significación al cuerpo.
5. Las identidades procesualmente construidas.
 Las personas participan de múltiples ámbitos de interacción y de constitución de relaciones sociales, y este acontecimiento abre campos diversificados para la formación de las identidades.
 La identidad, ya no se define (totalmente) por la internalización de reglas y normas, sino por la capacidad estratégica de lograr ciertos fines, lo cual le permite transformarla en un recurso para la acción.
 La dimensión instrumental es la que surge como la condición de posibilidad para que al componente integrativo de la identidad sea añadido otro: el instrumental ampliamente referido a los ámbitos diversificados de formación de identidades.

La identidad como problema

Exposición: La identidad como problema. De María Eugenia Chávez
Alumna: Ericka Nancy López
La identidad:
 Colectiva: cohesionadora, supone consenso y homogeneidad. No sólo se sabe cuál es su lugar en el grupo, sino que además lo acepta.
 Individual: se centra el interés en el que las formas en que el individuo, a través de interacciones con otros, asume su condición de miembro de un grupo.
 Concepto de identidad utilizado para explicar la continuidad de los grupos e individuos.
Para la autora
 Identidad: es percibido como un proceso permanente a lo largo de la vida de los seres humanos, a partir del cual los sujetos se reconocen como parte de un mundo al que pertenecen y que a su vez les pertenece.
 Sentimiento de pertenencia: implica el reconocimiento de un sistema simbólico de clasificación.
La constitución de una identidad supone:
 Un proceso de construcción social, definido como “experiencias próximas”, espontáneas, naturales, es decir, el diario accionar de su existencia.
 Reconocimiento de las diferencias. Percibidas por ellos y por los otros.
 Separación del nosotros de los otros con la consecuencia necesaria de una jerarquización y clasificación.
Además, la constitución de una identidad se debe a:
 Herencia biológica y social, pertenencia de un individuo a su grupo (básico). Es una identidad que no se le puede quitar.
 Construcción de significados y sentidos socialmente compartidos sobre la realidad en que los sujetos se inscriben, atributos que clasifican y jerarquizan esa realidad.

¿Qué significa ser mazahua de Pueblo Nuevo?
• México país de profundos contrastes culturales, étnicos y de clases, y a la vez está inmerso en la modernidad, resultando una sociedad altamente compleja.
Identidad de grupos indígenas:
• La identidad se refuerza como resultado de resistencia a la modernización que desgasta lo tradicional.
• La identidad se deteriora, se pierde, resultado de la modernización, puede provocar desarraigo.
Legitimación a través de: valores, creencias, formas de comunicación o significados.
 Lo indígena como alimento de la mexicanidad ha llevado a una polarización de las imágenes indígena/no indígena, exaltando lo que significa ser indígena en marcos violentamente despojados de su identidad y cultura.
Características de lo indígena:
• Condición de desventaja social, económica y política que caracteriza a los grupos.
• Ser indio, significa ser más pobre que los demás.
• Elementos económicos, ideas y formas de pensar acerca de la vida, de la educación o del trabajo, lo que es bueno o lo que es malo, se conjugan para identificar un grupo al que se quiera o no pertenecer.
• Identificación de un estilo de vida, como modos de ser, de hacer y de vivir.
• Marcas: hablar lengua mazahua, usar vestimenta tradicional.
• La condición de indígena o indio, es percibida como una condición implícita de atraso e ignorancia que les sitúa en desventaja social.
• Estabilidad identitaria: es obligada y reforzada por el ambiente urbano, que mediante la exclusión restringe sus límites de acción y los obliga a mantenerse como un grupo marginal.
La identidad involucra:
 Una serie de representaciones y clasificaciones que tienen que ver con las relaciones que la gente establece entre sí, con sus prácticas cotidianas, a través de las experiencias comunes y con las posiciones relativas que los sujetos detentan en las variadas circunstancias que viven, así como la imagen que unos ven en uno.
Los mazahuas sostienen una fuerte relación con el pueblo de origen.
 La identidad entonces surge como tal en situaciones de confrontación con lo distinto.
 La identidad social, como aglutinadora de individuos no existe de manera esencial entre los miembros de una comunidad, es consecuencia de un proceso de construcción social que le convierte en poseedora de los individuos que, se han apropiado de ella en circunstancias específicas.
Reivindicar esa pertenencia es hacer uso de una identidad construida a propósito de una necesidad.
 La experiencia con los mazahuas ha demostrado que las etiquetas de identidad que se otorgan a los indígenas, sólo pueden manifestarse, por parte de ellos, ante una confrontación con aquellos otros que les hacen percibir las diferencias (características negativas).
 Estructura sedimentada: estructura cultural de larga duración que conforma el habitus, que permite a la gente no “separarse” de su origen étnico o de clase. Proceso primario de socialización.
 Hay cambios de adscripción o identidad que algunos autores calificarían de drásticos y como resultado de una socialización secundaria, tal sería el caso de los cambios se culto religioso (Horowitz, 1975; Berger y Luckmman, 1991) que implican incompatibilidad y exclusión.
Una condición
 para la existencia y continuidad de una cultura está en su movimiento, y por tanto, los cambios culturales se muestran como procesos que incorporan constante y permanentemente elementos tanto materiales, como simbólicos a la realidad cotidiana de los grupos para garantizar su pervivencia como tal o cual grupo y no como otro.
Conclusión
 La identidad social o colectiva y, en este caso particular, la identidad étnica, no es una condición innata de las personas, sino que se piensa más como resultado de un proceso de socialización en el cual se incorporan imágenes significativas de ser o pertenecer a un grupo, las cuales adquieren relevancia y sentido a partir del contacto o encuentro con grupos sociales que no comparten esas imágenes.
 Puede decirse que la pertenencia a un grupo o la adscripción a una cultura se conforma a partir de las experiencias que, de manera espontánea y natural viven y comparten las personas en el diario accionar de su existencia.

Identidad y Medio Ambiente

Alumna: Ericka Nancy Lopez

Identidad y Medio Ambiente


Análisis sobre “Cultura”
El concepto “cultura” tiene diversos significados. Principalmente este concepto ha sido analizado desde la perspectiva antropológica. Aquí una definición: “Cultura es el término que usan los antropólogos para describir el objeto de su disciplina”.
En el texto de Esteban Krotz ésta definición encuentra lugar al plantear la historicidad de su análisis. El autor establece que el concepto “cultura” tiene un periodo de crisis que da origen a su desaparición y, posteriormente propicia su reaparición. Es decir, el concepto encuentra una coyuntura al presentar una orientación inicial en la visión marxista donde se privilegiaba a la “estructura”, a la esfera de producción económica y la relación entre clases dentro de la sociedad capitalista.
Posteriormente el interés antropológico se concentró en “una caracterización de clase del campesinado” y de las vías de desarrollo del capitalismo en la agricultura en México” y en “el potencial revolucionario del campesinado, con un énfasis sobre su definición como clase a partir de un análisis concreto de sus demandas, luchas y organizaciones” (Paré, 1991:11)
Esta coyuntura se desarrolló sobre una matriz de rechazo a los “tradicionales estudios de comunidad”, con la finalidad de superar la limitación inherente de los estudios de pueblos y comunidades tomados como entidades autocontenidas mediante su análisis como partes de un país. Diversos factores internos y externos contribuyeron para que la orientación marxista y el énfasis en “lo social” de la antropología británica se combinaran para rechazar la identificación de la antropología como la “ciencia de la cultura” caracterizada por desarrollarse dentro del marco norteamericano.
Para el caso mexicano la noción de cultura regresó a través del “folklore”. Fueron los escritos de Antonio Gramsci los que permitieron otorgarle importancia al concepto de “cultura general” el cual contenía el estudio de diversos sectores, son cuatro principalmente: los pobres urbanos y su vida cotidiana, los obreros industriales y su segmentación en el trabajo; los procesos de movilización y las expresiones simbólicas; y, la representación política referente a los intereses políticos. Estas nuevas orientaciones de análisis permitieron una conexión entre el estudio microsociológico de barrios urbanos, grupos migrantes campo-ciudad, obreros fabriles y secciones sindicales.
Así, la insistencia gramsciana de estudiar detalladamente el “folklore” como la “concepción del mundo y de la vida” (Cerroni, 1981:44) constituyó un impulso fructífero para la ampliación significativa de los campos fenoménicos del estudio. Este aspecto de otorgarle relevancia al término “folklore” contribuyó a voltear la mirada hacia otras prácticas sociales como los fenómenos religiosos, los conocimientos y prácticas populares, el interés por artesanías y fiestas, las identidades colectivas y tradiciones orales, y sobre las condiciones de vida femenina. Los nuevos temas de interés sobrepasarían los anteriores, el interés por estudiar los actos sociales desde una perspectiva marxista fueron disminuyendo al igual que los realizados únicamente sobre el campesinado.
Una característica de esta nueva percepción de “cultura” es su variada determinación adjetivada, es decir, anteriormente se analizaba a la cultura como término universal, donde todas las actividades hallaban una expresión, con su reaparición se determinaron sus variantes adjetivadas. Con ello surge la “cultura adjetivada” como elemento que permite el estudio especializado de diversos sectores, que serían definidas como “subculturas”. Éstas tendrán como propósito el estudio de ciertos rasgos culturales, en algunos casos aislados; o será analizado por totalidades integradas en la realidad social-cultural.
Se ha escrito en relación de métodos etnográficos en abundancia y de su relación con la investigación antropológica partiendo del supuesto de ser, ambas, descripciones detalladas de algún fenómeno social-cultural. Sobre esto, la cultura aparece como el resultado de las manifestaciones humanas originadas por cualquier grupo de personas. Un ejemplo son las leyes indígenas, que crean sistemas de reconocimiento y vinculaciones sobre los grupos o personas que conforman una comunidad indígena, es su organización y su vinculación con los demás grupos lo que confiere diferencia entre ellos. Otro ejemplo es la religión (vista como un factor cultural) y su impacto en el desarrollo de prácticas, es decir, una muestra clara es el modelo económico capitalista y su relación con el protestantismo. Así, la cultura puede retrasar o acelerar el proceso de modernización.
Anteriormente se mencionó que el concepto “cultura” ha sido analizado desde diversas perspectivas, principalmente desde el ámbito antropológico. En el caso de la sociología se han realizado estudios de la cultura desde tres grandes grupos (Smith, 1998): la teoría cultural europea, la teoría cultural británica y la sociología cultural estadounidense.
• Teoría cultural europea. Sus aportes se basan principalmente en elementos teóricos y cualitativos desarrollados por Habermas, Foucault o Bourdieu. aquí, el individuo adopta las normas a través de la violencia, es decir, la agresión es parte de la cultura.
• Teoría cultural británica. Influida por el “marxismo británico” de Thompson y Hobsawn, que fue quizá pionero en reconocer la incidencia de la cultura en los hechos sociales.
• Teoría cultural estadounidense. Enfocada en un campo de estudios más centrado en la sociología y menos político, estudiada por Clifford Geertz, Jeffrey C. Alexander o Philip Smith.
En este último análisis se caracteriza por desarrollarse bajo la influencia de Durkheim y Weber que abogan por una autonomía del estudio cultural, más allá que el enfoque de Marx. Las explicaciones buscadas son multidimensionales, pudiendo hallarse causas simultáneas en la cultura, en la estructura social o en los actores individuales (Cabello, 2001)
Asimismo, Héctor Tejera realiza una crítica al enfoque económico y demográfico que domina los estudios culturales. Menciona que el análisis de la cultura desde niveles regionales es necesario para la reflexión sobre la cuestión del pluriculturalismo, ya que la generalización y particularización de los estudios realizados empaña el alcance de las prácticas culturales desarrolladas por diversos actores sociales. Este autor entiende “cultura” como un sistema significante el cual a partir de representaciones y prácticas dentro de un contexto que les imprime sentido, permite la producción, reproducción y transformación de un orden social y material, siendo ella parte inherente al mismo.
El sistema social influye en las conductas, valores, normas, imponiendo formas de comportamiento. Es importante decir que presenta una definición de “cultura nacional” como: designa un espacio social, generalmente cohesionado por un Estado, en el que se abren los ámbitos para el reconocimiento de la diversidad y, por tanto, de la existencia de culturas particulares que se desenvuelven en el contexto nacional. De la misma forma concibe otro concepto, “cultura dominante” como: hace referencia y está ligado a los esfuerzos por hacer tabla rosa de las diferencias y particularidades a través de una política cultural por parte de los grupos hegemónicos; es decir, el cómo se cuenta la historia.
Partiendo de lo anterior, los valores son vinculaciones que pueden llegar a modificarse en un largo plazo. Contrariamente, las normas y conductas pueden cambiar en un corto tiempo. Así, las normas fungen como cohesionadores sociales con fines de control social, logrando su interiorización. Tejera define que “las culturas” (o como se mencionó anteriormente, las culturas adjetivadas) son un elemento subordinado o fenoménico en la comprensión de los procesos sociales, su permanencia y diversidad es un resultado de su atraso o del mantenimiento de estructuras socioeconómicas que responden a determinadas racionalidades económicas.
Me parece importante hacer mención de las ideas de Tejera, ya que encuentro relación entre las culturas adjetivadas que estudia Krotz y su definición de “culturas”. Asimismo, desarrolla su planteamiento dentro de una orientación marxista que se ve influenciada en su idea de racionalidades económicas como el factor que subordina las acciones sociales.

Continuando con otra línea importante de “cultura” encontramos el planteamiento de Pierre Bourdieu quien logra dar una visión completa e influyente sobre el tema. Desde la sociología de la cultura ofrece elementos que cambian la forma de entender “lo social”. Establece que la ideología parte de una dualidad. Primeramente de una visión basada en el marxismo y en el estructural-funcionalismo, donde la estructura económica subordina a la súper-estructura. Aunado a ello, la cultura presenta una interrogante dual de posiciones, una objetiva y otra subjetiva que partirá del cuestionamiento de su articulación. Para lograr desarrollar su planteamiento construye una síntesis planteada en el habitus, en los campos (formas específicas para producir las relaciones), en el capital cultural y en la violencia simbólica existente.
Partiendo de dichos conceptos Bourdieu analiza las relaciones de producción desde el ámbito del consumo con el interés de recabar información que permita el re-planteamiento del materialismo histórico a partir de prácticas culturales como el arte, la educación y la cultura. Su principal interrogante surgió de la idea de conocer ¿cómo son las experiencias de clase? Es decir, su interés radica en entender y explicar la cultura desde una base marxista que confiere características básicas de tal expresión teórica. Ante esto establece que el acceso a las obras culturales es privilegio de las clases cultivadas.
El materialismo histórico como su base teórica será dejada de lado al definir y orientar la información en aspectos cualitativos y por tanto empíricos, más que cuantitativos. Así, establece que la cultura es fundamental para entender las relaciones y las diferencias sociales caracterizadas por estar compuesta de estructuras simbólicas, producto del reconocimiento, legitimidad, ejercicio de autoridad y de prestigio.
En relación con el materialismo, el planteamiento de Bourdieu se caracteriza por su enfoque simbólico del consumo, donde la forma de utilizar bienes y signos son los puntos relevantes; serán los campos de producción y reproducción de relaciones objetivas los que desarrollaran el monopolio del poder donde se engendrara la creencia del valor; las relaciones económicas serán fundamentales siempre y cuando tengan relación con el poder simbólico, al contribuir a la reproducción y diferenciación social; y, se plantearan las relaciones de producción en cualquier campo como un elemento que puede contribuir a la exclusión o selección, sin que éstos tangan esa finalidad.
Los campos se caracterizan por la existencia de un capital en donde se lucha por la obtención o preservación del capital. Es un espacio de conflicto y de competencia para establecer el monopolio sobre el capital con el interés de hacerse de autoridad y poder. Bourdieu establece que los campos son los espacios en donde se lleva a cabo “un mercado de bienes simbólicos” contrariamente de que los bienes culturales sean ofrecidos a todos, no lo pertenecen. Es la burguesía quien marca la diferenciación social en lo simbólico, lo estético es lo importante. Inversamente lo popular se rige por la practicidad y la funcionalidad. La necesidad y escacés económica condena a la gente simple y modesta a gustos simples y modestos.
Otro concepto manejado por Bourdieu es habitus definido como el proceso en que lo social se interioriza con los individuos y hace que las estructuras subjetivas concuerden con las objetivas. Son sistemas de hábitos socializados desde la infancia. Por ello, la cultura como medio de comunicación y cohesión social es también quien separa a la sociedad al otorgar instrumentos de diferenciación a los sectores de clase. Un ejemplo son las ideologías encargadas de expresar la división de trabajo, creadas desde sus campos específicos.
Por último el autor establece que la cultura legitima y disimula la opresión social estimulada por el poder simbólico y las relaciones no simbólicas con las estructuras.
Otra línea importante que interesa al estudio de la cultura es su enfoque sociológico. Por ello Jeffrey Alexander desarrolla un interesante análisis entre la Sociología de la Cultura y la Sociología Cultural. Su enfoque se concentra en el desarrollo de este último concepto afirmando que "puede ofrecer un programa fuerte en el que el poder de la cultura consiste en conformar la vida social, proclamada con fuerza”. Asimismo el autor establece que la especificidad de un programa fuerte radica en la capacidad de reconstruir hermenéuticamente textos sociales de una forma rica y persuasiva; necesitando de una geertziana "descripción densa” de los códigos, las narrativas y símbolos que constituyen redes de significado.
Entretanto, Alexander enfatiza que "la comprensión de Bourdieu (en referencia) de los vínculos de la cultura con el poder resulta ser insuficiente para ajustarse al modelo de programa fuerte”. Esto sucede porque en el planteamiento bourdiano siempre existirán sistemas de estratificación definidos por la clase, en donde la cultura se impone para que los grupos dominantes puedan emplear códigos simbólicos que legitimen su dominio.
En su propuesta, serán los sociólogos contemporáneos (Geertz, Bellah, Tuerner y Sahlins) quienes escribieron contra la corriente reduccionista de los sesenta y setenta e intentaron poner el relieve la textualidad de la vida social y la autonomía necesaria de las formas culturales. Principalmente las nuevas aspiraciones que se plantean para la conformación de un programa fuerte se basan en la interdisciplinariedad.


Marco Específico: Identidad y Medio Ambiente.
Identidad se atribuye siempre en primera instancia a una unidad distinguible, cualquiera que ésta sea. De acuerdo con Gilberto Giménez la identidad se forma, se mantiene y de manifiesta en y por los procesos de socialización que crean conciencia en el individuo sobre su papel en su colectividad. Esto quiere decir que la identidad implica la percepción de ser idéntico a sí mismo a través del tiempo, del espacio y de la diversidad de situaciones. ”Digamos entonces que la identidad se halla siempre dotada de cierto valor para el sujeto, generalmente distinto del que confiere a los demás sujetos que constituyen su contraparte en el proceso de interacción social. Y ello es así, porque aún inconscientemente, la identidad es el valor central en torno al cual cada individuo organiza su relación con el mundo y con los demás sujetos” (Giménez, 2000:66).
Lo local o lo regional, e incluso lo temporal están ligados con el entorno, por ello las cualidades medioambientales pueden relacionarse con la formación de la identidad individual y colectiva. Inicialmente, desde un enfoque determinista, la relación identidad-medio ambiente será justificada al señalar que el entorno físico determina no solo el modo de organización social, sino de la naturaleza de la cultura, el carácter y el temperamento de los pueblos. El medio ambiente crea limitaciones para la actividad humana, pero ello no deja de lado las transformaciones que hace el hombre como agente de cambio en los ámbitos medio ambientales.
”Una de las concepciones más precisas del término medio ambiente explica que medio ambiente es el conjunto, en un momento dado, de los aspectos físicos, químicos, biológicos, culturales y sociales susceptibles de tener un efecto directo o indirecto, inmediato o a largo plazo, en torno a los seres vivientes y las actividades humanas” (Gómez, 2003,10)
Otras definiciones más comunes establecen que el medio ambiente es el sistema de elementos abióticos, bióticos y socioeconómicos con que interactúa el hombre, a la vez que se adapta al mismo, lo transforma y lo utiliza para satisfacer sus necesidades. Existen otras conceptualizaciones del término, todas cumplen con la idea fundamental de informar qué es el medio ambiente.
La identidad, por consiguiente, orienta al individuo en su comunidad, donde el temor a lo diverso, a lo que hay de diferente en otras culturas, tal vez debilita. Los individuos se identifican con su comunidad local y nacional, a pesar de las controversias que en éstas existan.
En el transcurso del siglo XX surgió una línea importante de la sociología, fue su conexión con las disciplinas naturales. Un primer periodo de impulsó fue en las décadas 1920 y 1930 con el surgimiento de la "Escuela de Chicago” y sus orientaciones hacia la "ecología humana”. Este eje de investigación buscaba analogías inspiradas en los aportes de la ecología.
En la década de 1970, esta línea de trabajo se estableció por segunda vez, dando lugar a lo que Catton y Dunlap en 1978 denominarían como "sociología ambiental”. A diferencia de la ecología humana, ésta nueva vertiente intenta comprender los procesos societarios por medio de un paradigma no antropocéntrico. De esta manera, su objeto de estudio se cimenta en la identificación de conductas, valores y percepciones socioambientales, movimientos ambientalistas, poder y participación social, articulación de las ciencias, evaluación de riesgos y nuevas tecnologías, política ambiental, ambiente construido y evaluación de impactos sociales.
Cabe señalar que los problemas ambientales se caracterizan por su naturaleza hibrida, es decir, de acuerdo con Eduardo Mora (1995) en ellos se combinan elementos físicos y sociales, que generan distorsión a la realidad cuando son analizados solamente por metodología cuantitativa. La experiencia de investigaciones sobre este campo ha demostrado que los conflictos ambientalistas son complejos y heterogéneos, por lo que deben ser analizados desde vertientes que provoquen la transdisciplinariedad apoyados en metodología cualitativa.
Los especialistas identifican los fenómenos ambientales como los hechos de la realidad donde se articulan componentes de la sociedad y la naturaleza, por ello constituyen acciones culturales de apropiación, adaptación y transformación del medio ambiente. Así, los problemas ambientales son producidos dentro de los fenómenos cuando el vínculo establecido entre la sociedad y la naturaleza padece fallas de racionalidad, que suscitan conflictos de intereses entre los sujetos sociales.
El sociólogo Eduardo Mora apunta que los problemas ambientales tienen origen en una serie de oposiciones entre la sociedad y la naturaleza, siendo las más importantes: la aplicación de modelos de desarrollo económico y el mantenimiento del equilibrio en los ecosistemas, las orientaciones ideológicas productivistas y consumistas del ambientalismo, el crecimiento socioeconómico planificado y el crecimiento errático, la ignorancia de las acciones con incidencia en los ecosistemas naturales y la participación consciente de la sociedad, el acceso a las tecnologías ecológicas más modernas y la imposibilidad de acceso a éstas, y a la legitimación social de un sistema legislativo de protección y regulación del ambiente y su desobediencia (Mora, 1998).
Por otra parte, Enrique Leff argumenta que la racionalidad ambiental se articula mediante cuatro niveles de racionalidad: sustantiva, teórica, técnica y cultural. Ésta constituye “el ordenamiento de un conjunto de objetivos explícitos e implícitos a través de medios e instrumentos, reglas sociales y culturales, normas jurídicas y valores estéticos, sistemas de significación y de conocimiento, teorías y conceptos, métodos y técnicas de producción” (Leff, 1994)
Los movimientos ambientalistas se caracterizan por su manifestación dentro de un contexto de crisis. Es decir, su origen está en la ruptura con las formas tradicionales de enfrentamiento con el poder y el rechazo a sus canales de intermediación y acceso a los espacios de confrontación, negociación y concertación política. Sus principales demandas se concretan en la diversificación de espacios de acción y participación social, la reivindicación de estilos tradicionales de visa, los derechos étnicos, culturales, religiosos, femeninos y sobre el patrimonio ancestral de los recursos naturales, contra el sometimiento y explotación de grupos sociales y por la reapropiación y autogestión del medio ambiente (Kánepa y Núñez).
Aunado a lo anterior es adecuado señalar que los medios de difusión juegan papeles muy importantes dentro de discursos ambientalistas que muchas veces responden a intereses financieros y mercantiles, donde frecuentemente los problemas ambientales son minimizados o adecuados según los intereses. De este modo se establece un ciclo de “información” que no siempre refleja las causas reales y concretas de los problemas que afectan al medio ambiente, manipulado a la opinión pública.
La sociología ambiental es criticada por la incidencia de los intereses económicos y/o financieros y de las condiciones políticas que reprimen la participación social en la gestión ambiental, a los efectos de la globalización, a la ideología y discurso político de la teoría de la modernización ecológica y a las ambigüedades de la definición oficial de desarrollo sostenible.

Marco Regional: La Zona Costera del Caribe
“El Caribe es la casa del sincretismo” argumenta Liliana Gómez en su obra titulada Identidad y medio ambiente. De esta frase parto para decir que la historia del Caribe está marcada por elementos míticos y por fuerzas mágicas que trascienden fronteras nacionales. Su complejidad es tal, que concentra al primer país independiente de la América no inglesa: Haití, y el primer y único país socialista de toda América: Cuba, lo que otorga singularidad histórica y política.
De manera general se pueden puntualizar algunos aspectos históricos que son relevantes para la mejor comprensión de su dinamismo.
• Total o parcial extinción de la población aborigen por efecto de la conquista,
• Establecimiento de la trata negrera como método para obtener la fuerza de trabajo,
• Establecimiento de la institución esclavista,
• Establecimiento del sistema de plantaciones como unidad productiva clásica, y
• La presencia de fuertes movimientos migratorios asiáticos.
Aspectos a los que hace alusión Joel James cuando cita que: “[…] a un Caribe así visto de le ha denominado en algún momento `síntesis de la humanidad´”. (Gómez, 2003:13)
Información geográfica establece que la zona costera a nivel mundial supone aproximadamente 18% de la superficie del planeta, 8% de la superficie marina, y un total de 400 000 km lineales. Se considera que en ella vive 62% de toda la población y que se han establecido 70% de las ciudades con más de 1.6 millones de habitantes. Contrariamente, el hombre ha planificado la degradación de estas zonas al realizar el 90% de la captura pesquera global, esto explica los conflictos que tienen como escenario las costas y la necesidad de prácticas se sustentabilidad para su manejo.
Las costas sustentan la mayor parte de la población humana debido a que en ellas están la mayor parte de los ecosistemas más productivos del planeta, con una gran biodiversidad. Es así como en el Caribe, como en muchas otras regiones, la zona costera está integrada a la vida social y económica de la región desde que los hombres se volvieron sedentarios.
Desde el inicio de las civilizaciones se llevaron a la práctica actividades que inauguraron un estilo de explotación intensa de recursos naturales (sin pensar en el futuro) que provocó paulatinamente la destrucción de múltiples regiones.
Actualmente, y desde décadas atrás, surgió un consenso de crisis en la mayor parte de las zonas costeras. Esto tiene sus orígenes en las actividades que impactan de manera negativa adichas zonas. Los ríos, arroyos, desagües y canales han arrastrado, y continúan haciéndolo, una carga contaminante que viene desde regiones tierra adentro y que actúan como conductos de contaminación hacia el mar, por lo que es evidente su impacto en los diversos hábitats costeros, confirmando su vulnerabilidad.
Los alimentos y aguas contaminadas matan a miles de personas anualmente. Por si eso fuera poco, la contaminación ambiental y los aditivos químicos en alimentos trastornan el sistema metabólico y provocan problemas de salud. El agua contaminada, por ejemplo, es un caso expuesto en la actualidad al que autoridades e instituciones no han hallado solución por completo. La erosion de la tierra es algo alarmante y que a continuación se mencionará más a detalle, en este momento sólo se dirá que es resultado de la deforestación desordenada y los desmontes para uso agrícola de la agricultura trashumante, el sobrepastoreo, el monocultivo y el mal uso de los suelos en las practicas agrícolas han contribuido a la crisis actual en el medio ambiente.
Aunado a lo anterior debe decirse que la ganadería, la agricultura y la silvicultura acrecientan la contaminación ambiental por medio del exceso de nutrientes, la presencia de sustancias tóxicas como los plaguicidas, desinfectantes, pesticidas, herbicidas, etcétera. Lo más trascendental es el modo de contaminación de una zona costera a otra, frecuentemente se debe al arrastre generadas por las corrientes marinas o atmosféricas.
Gómez establece que “puede afirmarse que la salud de un ecosistema está íntimamente vinculada con la de otros en el área. Empero, la costa no sólo se afecta por las condiciones locales, también está expuesta al efecto de eventos globales. […] En este contexto pueden citarse fenómenos como la erosión, los desastres naturales y los cambios climáticos” (2003:18).
Esta autora concluye al respecto que es necesario realizar un análisis integral del estatus de las comunidades costeras que manifiesten sus costumbres, tradiciones, movimientos migratorios externos e internos. Estos estudios no podrán excluir el análisis de las comunidades aborígenes y la influencia de sus culturas autóctonas, debido a que la identidad está arraigada más allá de las prácticas de vida que fueron resultado de la conquista española.
Aunado a lo anterior no debe olvidarse la importancia de la historia agraria en las islas del Caribe, así como las deferencias entre ellas. La relevancia de esta actividad se encuentra en su desarrollo desde inicios de la colonización europea y que persistió con fuerza hasta el siglo XX, por razón de plantaciones. Los países más interesados en establecer y desarrollar empresas de plantación en el Caribe fueron seis: España, Inglaterra, Francia, Holanda, Dinamarca y Estados Unidos.
Un factor que incrementa y promueve la erosión es el estancamiento de la economía formal de la madera que ha fomentado la proliferación de los mercados negros de que viven los talabosques clandestinos.
La evolución sociocultural es un aspecto fundamental que debe considerarse para realizar un análisis integral de las regiones costeras. Anteriormente se mencionó que la sociología ambiental debe desarrollar sus investigaciones apoyándose en aspectos cualitativos que proporcionen enfoques humanistas, en el caso de las zonas del Caribe, y en cualquier otro que se perciba con características similares, debe promoverse la identificación y comunicación de las comunidades caribeñas.
Sobre la identificación de las comunidades con sus lugares de origen, es idóneo comprender la relación que existe entre los habitantes y su entorno. En la historia del Caribe ha permanecido una constante lucha por el protagonismo entre el hombre y el mar, este último definido como símbolo de identidad que cohesiona a comunidades y promueven su identificación con cada atributo que describe su medio ambiente.
El compromiso actual con el medio ambiente demanda un manejo integrado de las zonas costeras en el que intervenga la comunidad y, por tanto, el hombre, suscitando su estudio en un contexto guiado por el pensamiento global y local, así como de las particularidades de casa comunidad, incluidas sus problemáticas y aspectos culturales. Las dificultades de las regiones en el escenario actual, es resultado de la contaminación, el uso excesivo de los recursos, de las desigualdades sociales y muchos aspectos más que vinculan el ámbito político, histórico, geográfico, ecológico, económico, entre otros.





Bibliografía
• Gómez Luna, Liliana. Identidad y medio ambiente. Enfoques para la sustentabilidad de un bien común. Editorial Siglo XXI. México, 2003.
• González Martínez, Alfonso. Crisis ecológica / Crisis social unas alternativas para México. Editorial Concepto, México, 1979.
• Krotz, Esteban. “El concepto cultural y la antropología mexicana: ¿una tensión permanente?” en Krotz, E., “La cultura adjetivada: el concepto cultura en la antropología mexicana actual a través de sus adjetivaciones” UAM-I, México, 1993.
• Tejera Gaona, Héctor. La identidad y el análisis regional. En Nueva Antropología, vol. VI, no. 18, México, 1994.
• Giménez, Gilberto. “Materiales para una teoría de las identidades sociales” en Decadencia y auge de las identidades. Editorial Colef y Plaza y Valdés, México.
• Kánepa, Candice y Núñez Lilia. Sociología ambiental y ambientalismo en Cuba. Funcionarias del Centro de Inspección y Control Ambiental y del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas, en Cuba. http://www.una.ac.cr/ambi/revista/77/Kanepa.html
• Cabello, Antonio Martín. Sociología de la Cultura y Sociología Cultural: La Situación en España. Universidad Alfonso X El Sabio, Madrid. 2001 http://sincronia.cucsh.udg.mx/cabello.htm

VALORES Y PRÁCTICAS DE TRANSICION CULTURAL FEMENINA: ESTUDIO DE CASO

Alumna: Nory Andrea Poot
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VALORES Y PRÁCTICAS DE TRANSICION CULTURAL FEMENINA: ESTUDIO DE CASO

Transición cultural femenina organización y coordinación familiar
Los nuevos patrones culturales incluyen la valoración y la conducta para a transición cultural. El estudio inicia con la exploración valorativa pasando por aspectos de oportunidad o “resistencia” las mujeres que se estudiaron fueron de clase media, son 10 casos y son profesionistas catedráticas de la universidad.
En la primera hoja nos narra el marco metodológico y de muestreo. Los conceptos teóricos son “conciencia real y conciencia posible” se busca los roles de género masculino y femenino y tránsitos en dinámicas complementando con la teoría Marxista Foucualtiano, inserción, omisión o rechazo de valores culturales procesos culturales en el Marxismo.
La trasformación cultural se ve como un problema social como los conflictos de interacción y valoración.
1. Sobre la transición cultural.
El termino cultura en este trabajo se analiza desde la perspectiva de Goldman bajo la escuela del Marxismo italiano en los 60’s y 70’s siendo el análisis de un conjunto de procesos individuales, grupales y sociales que realizan esfuerzos globales de adaptarse al contexto nacional, mundial o social.
“La actuación del interior del estado de equilibrio y la extensión de la esfera de acción (Goldman 1980:16-17)
La relación de construcción de los actores agentes gestores trasforman continuamente la interacción histórica y social siendo las interacciones la afectación diferencial de la actuación dinámica social que impacta a los sujetos estos son sociedades, individuos y procesos culturales que son nuestro objeto de estudio como los cabio sociales que se generan en el contexto popular.
Las trasformaciones en la dinámica de interacción social e individual se dan posterior a la Segunda Guerra Mundial influido por los aspectos económicos y sociales y en este estudio de caso la interacción individual de las mujeres Mexicanas en su dinámica laboral frente a la relación de cambio familiar.
Estas mujeres de clase media son asalariadas profesoras universitarias que perciben una ganancia y han tenido que delegar las tareas del hogar a otras mujeres especializadas y han generado vínculos familiares laborales y sociales que afectan y transforman sus patrones culturales.
Los procesos de cambio cultural son heterogéneos y cambiantes renovables en sus usos y costumbres. Estos cambios se centran en el entorno inmediato, en las normas culturales y son los sujetos que se encuentran inmersos en una sociedad cambiante, estos deben buscar nuevas estrategias que les ayuden a afrontar lo cotidiano respecto a la familia.
La conciencia real es entendida como lo actual, lo vigente y la inclusión de la problemática social; mientras que la conciencia posible se entiende como las transformaciones sociales y culturales de valores alternativos en un entorno inmediato que en este estudio de caso es la dinámica de caso paternal y domestico en las nuevas valoraciones culturales.
Para poder realizar el estudio de la transición cultural femenina la autora utiliza el análisis discursivo del matrimonio de Foucault. Este análisis de lo vivido se basa en el discurso “El poder y el saber” de ahí parte a las relaciones en pareja de su tiempo y aunque Foucault no estudia al matrimonio la autora la equipara con las transformaciones y ejercicios de roles de género contemporáneos.
En esta perspectiva teórica el entorno social e individual de las relaciones contemporáneas del matrimonio se basa en el análisis de las nulas negociaciones o de la inclusión de las transformaciones culturales en las normas sociales, de los individuos y los objetivos de los mismos.
Estas trasformaciones culturales utilizan criterios culturales diferenciados en los roles de género de la persona e identidad.
Lo importante del estudio de Foucault sobre el matrimonio es la relación de conductas o roles social que nos son heredados por el patrón histórico indígena-hispano.
La tipología del comportamiento social en algunos casos se tiene que ver con lo moderno. Foucault en su investigación del matrimonio en la edad media se estudia en los aspectos de salud, cuerpo, relación con las mujeres y los machos, este término se mira desde la relación griega de la amistad de los afectos y caricias entre los hombres.
En las relaciones antiguas se percibía en base a las licencias institucionales y de reconocimiento que en las relaciones de abolengo de honor, estirpe y de patrimonio y en la elección sexual en la formula de la mujer de existencia y aislamiento social, donde los amoríos de las mujeres no son bien vistos y de los hombres son aceptados.
La relación de los hombres y las mujeres en esta tipología tiene que ver con la felicidad y la armonía en el matrimonio que es referido a la santidad. En esta relación del matrimonio el amor es indispensable.
En la modernidad el matrimonio se entiende como los lazos naturales, las formulas universales y la obligaciones morales que infunden en la fidelidad máxima y la modernidad de las relaciones sexuales entre ambos.
En la modernidad la modalidad del matrimonio en su aspecto amoroso se refiere a la unión libre y al poder político de los hombres y las mujeres y su fidelidad y heterosexualidad.
Hasta el día de hoy los roles de género es su racionalidad de autogobierno y gobierno con otros tienden a la modificación cultural del poder de los hombres y a la diferenciación de las tareas del hogar y la nueva relación con la estirpe.
El desarrollo de la mujer en su capacidad laboral depende de los individuos que la rodean, su conyugue, familia y la sociedad en la que se encuentre.
En la incorporación de la mujer al rol del trabajo (visto como masculino) se le adjunta una carga moral del rol masculino con una doble función del trabajo y valoración moral adversa.
El objetivo del nuevo rol esta en las necesidades económicas de la transición cultural de la mujer
a) Responsable o ayudante
b) Persona con autoridad formal designada
c) Dirección de ambos conyugues

Sobre la conciencia real de la transición femenina
La condición femenina es buscar la solución a los problemas rutinarios y hábitos generando el factor o valor de la diferencia generacional.
La autora en la investigación pretende:
a) aceptación y valoración por el compañero de trabajo
b) necesidad familiar de ingreso femenino
c) dificultad en la distribución del ingreso laboral femenino que se resolvió con un aumento del mismo
d) reconocimiento masculino de la incapacidad de la doble jornada femenina,
e) relegación del trabajo doméstico familiar a la zona de identificación de un responsable
f) búsqueda conyugal de la mejor opción de cumplimento de as taras domésticas… conflictos y tensiones, …reestructuración de hábitos
g) cooperación masculina eventual en la responsabilidad paterna…
h) ambigüedad sobre la resolución del problema del ejercicio de la sexualidad…
i) la infidelidad como un problema de agotamiento de erotismo conyugal…
j) redefinición del proyecto de vida conyugal, familiar y profesional…
k) todos los cambios de valoración masculina había requerido de un convencimiento previo… (Trujano, 1997: 54-55)
El cambio de género representa una restructuración del rol femenino y masculino ya que reciben un reajuste en los tiempos en las relaciones del hombre y la mujer por ende los conflictos del hogar y las formas económicas dentro del hogar y el trabajo.
En esta reapropiación de género a los nuevos valores y hábitos tenemos que los hombres sufren un impacto en la estructura generacional del trabajo tras la inserción de la mujer a este campo, ya que en el hogar ella aporta ganancias económicas y el tiene que competir dentro y fuera de su casa por la permanencia de un estatus de proveedor.
La mujer es aceptada en el medio de trabajo compite por el mismo y sufre el impacto de los nuevos hábitos y valores la relación con la familia y los hijos se modifica las formas de crianza se institucionalizan, ejemplo la crianza en guarderías.

Análisis de la conciencia real femenina sobre la transición cultural
El reajuste de la organización y coordinación familiar impacta en la relación de las labores del hogar el trabajo docente y la productividad, esta última modifica los montos y los tiempos.
La eficiencia laboral y el conflicto familiar se desprende de la inserción de la mujer en el trabajo docente en este estudio de caso en las universidades y la conservación de su empleo: ya que el trabajo docente les permite flexibilidad en tiempos y autosuficiencia. Estos cambios culturales transforman la vida en familia. La dinámica cultural de estos reajustes influyen en la recomposición con los hijos, los valores “tradicionales” repercuten en la intimidad con sus conyugues y en el impacto social y generacional
Otro aspecto a analizar de estos valores culturales es la aceptación o “resistencia “de los hombres hacia la concepción heredada o la concepción que se tenía de la vida en familia. Para una nueva valoración moral y la permanencia del matrimonio se necesita de una negociación de ambos géneros en las necesidades filiales y su propia valoración interna.

Sobre las omisiones femeninas
El conflicto de opinión de los relacionados con el deseo y la autoridad se desprende de estos cambios culturales en la organización y coordinación familiar. Las posibles resoluciones dadas por los expertos son atemporales utópicas y voluntarias.
Del análisis de Foucault las sociedades determinan “…Sustituir el análisis de la rareza búsqueda de la totalidad por la descripción de las relaciones de exterioridad al tema del funcionamiento trascendental, por el análisis de las acumulaciones la búsqueda del origen…” (Foucault 1979:212-213)

Las omisiones permiten ver las posibilidades existentes entre:
Tabú sexualidad: No son referentes confiables los que dan información especializada sobre el tema que es trascendental e hipotética
Tabú soluciones: Agotamiento de la dinámica conyugal y vida familiar.

Reactivar o revivenciar a ambos mediante carga de tiempo y de energía…ciclos de vida…soluciones “prontas” o futuro en la familia con hijos menores y adolecentes (Trujano, 1997:61)
Estos patrones de cambio influyen en las prácticas amorosas y de sexualidad. Estos dos factores anteriormente no eran un problema, eran inexistentes y por ello no requerían solución.
Valoración moral: Este es el ovejo del deseo la práctica de sexualidad “igualitario” de lo femenino y masculino.
Masculinidad y autoridad familiar. Estas decisiones tienden a discutirse e interactúan con los diferentes criterios.
Culturización y profesión. Estos conceptos surgen de la crítica de las ciencias sociales para estudiar las transformaciones y reapropiaciones culturales en las prácticas profesionales.


Análisis de las omisiones
Este análisis corresponde al rol masculino en sus diferencias de las prácticas, hechos y valores en los ajustes sociales, morales y la negociación de los patrones incuestionables traducidos como los valores tradicionales hacia una tolerancia de género.
Estos valores morales que se renegocian y el cambio de los valores tradicionales a los ajustes sociales eliminan el tabú de la infidelidad y las prácticas amorosas femeninas dándole un papel principal a las relaciones heterosexuales y la importancia del sexo para la mujer.

Sobre la comprensión de vida
El nuevo rol masculino y femenino contrae las presiones sociales para el hombre y amplia las funciones familiares para la mujer. Esto genera un desequilibrio para la vida familiar y social de lo que debería ser una vida buena o el arte de la existencia “en la conciencia de lo posible y a conciencia de la distribución familiar”.
La conciencia de lo posible se refiere a los cambios en la producción de la conciencia en grupo y se piensa en el mismo. La conciencia de grupo la autora la define como: El cambio que ha ido avanzando en las relaciones conyugue, hijos, cambio en las interacciones, y la convicción femenina.
El cuestionamiento de la modalidad de transformación acarrea conflictos como:
Conciencia familiar que compromete esfuerzos especiales y habituales,
Responsabilidad familiar, conciencia familiar, conciencia real (negociación, convencimiento y apariencia),
Cotidianeidad: Constituye el equilibro de conciencia un compromiso, un equilibrio, con responsabilidad de los propios hijos,
Conyugue: Tiene el objetivo de la responsabilidad familiar entre ambos,
Valores morales con transformación responsabilidad maternal más diluida y en algunos casos puede radicalizarse.

Identidad y el análisis regional

Alumna: Nory Andrea PootRESUMEN DE LA EXPOSICIÓN
Identidad y el análisis regional
Tejera Ganoa Héctor.


El texto inicia con la pregunta clave de ¿se puede considerar a México como una entidad unificada o no? Entiendo que la necesidad de esta pregunta se basa en el proceso de definición de nuestro país.
El constante reconocimiento de la diversidad nación económica, política y cultural nos lleva a la siguiente pregunta planteada por el autor ¿Cuáles son los elementos de la cohesionan y Cuáles son los que incrementas las diferencias?
El consenso entre los mexicanos se fundamenta en la pluralidad y diversidad.
A lo largo de de nuestros estudios ortodoxos marxistas decimonónica se visualizaba una idea de nación homogénea. Se ha interrogado el modelo de nación plasmado en la constitución.
Para que estos aspectos pudieran ser cuestionados o superados fue necesaria la emergencia y el reconocimiento de expresiones políticas y culturales, esta diferenciación dio pie a nuestros sujetos sociales particulares y diferenciados.
“La emergencia y el reconocimiento de expresiones políticas y culturales diversas, que han dado lugar a nuevos sujetos sociales particulares y diferenciados que demandan su espacio dentro del concierto nacional, e incluso, su autonomía e independencia.” (Tejera, 1994:48)
Para poder visualizar los procesos particulares y la comprensión de los nuevos sujetos sociales se implementan los estudios regionales y vislumbrar el amplio aspecto.
Estos estudios regionales y los grandes problemas siguen presentes en general son los rasgos duales de la comprensión socio cultural que entorpece los mismos y afecta su comprensión en nuevos criterios por regionalización.
Sus problemas planteados como estudios regionales, sin intentar la estandarización teórica y metodológica, se basan en el grado de generalización y particularización que presentan, incluyendo las estrategias teóricas para realizarlos.
Las diferencias conceptuales del autor descartan los términos referidos a cultura vista como grupos o individuos “civilizados” a partir del romanticismo; de la antropología culturalista la terminología que denota “estilos de vida” e indican un determinado “desarrollo interior” (mental) en contraposición con el exterior (material).
De esta última definición se desprende los estudios de vida material o económica y la vida cultural ideológica o superestructura.
El autor en su proceso epistemológico detalla la cultura como “un sistema significante el cual a partir de representaciones y practicas dentro de un contexto que les imprime sentido, permite que la producción, reproducción y transformación de un orden social y material , siendo ella parte inherente al mismo “ (Tejera, 199:;49).
Con esta definición podemos ver que la cultura en México no se puede clasificar de forma homogénea así que no existe una solo cultura como lo dice el modelo de nación.
Se puede detectar varios “paradigmas raíces” que son significantes diferenciados debido al contexto social, cada uno de ellos genera “metáforas” que llegan a ser distintas a veces contra puestas. El resultado de este proceso son “identidades colectivas estructurales y coyunturales.
El autor es claro al decirnos, que los procesos sus límites y ámbitos del acuerdo cultural “de relaciones y modos de vida, como de la generación de nuevos sentidos culturales” (Tejero 1994:50) es la organización social de espacios simbólicos derivados de su clasificación. Esta (clasificación) se debe a los campos socioculturales donde los sujetos sociales interactúan en una estructura simbólica.
L a cotidianeidad del simbolismo se ve reflejada en una composición y reaparición de los elementos sin perder de vista el análisis de los sentidos y contra sentidos.
En su definición regional la terminología de cultura nación y cultura dominante se confunden.
Cultura Nación Cultura Dominante
“Designa un espacio social, generalmente cohesionado por un Estado, en el que se abren los ámbitos para el reconocimiento de la diversidad y por lo tanto de la existencia de culturas particulares que se desenvuelven en el contexto nacional” (Tejero 1994:50) “Hace referencia y está ligada a los esfuerzos por hacer tablas razas de las diferencias y particularidades a través de una política alta –No necesariamente exitosa – por parte de grupo hegemónicos.

La estructura cultural no es homogénea ni estática esta clasificación necesita simbolismos y crea identidades colectivas, grupos sociales que se cohesionan a partir de ciertos principios.
La cultura se encuentra íntimamente relacionado con sus portadores, con los sujetos que interactúan, con una identidad de sujeto – objeto y un proceso de continuo ordenamiento y significación generado por grupos sociales, o la interacción social.
Este proceso cultural no se extrae de instituciones que son necesarias para el modo de vida.
Las manifestaciones culturales dependen del contexto que puede ubicar identidad y actores sociales y las expresiones verbales (privilegiados) son solo una característica cultural.
La reelaboración y reorganización cultural, simbólica afecta las normas objetivos o deseos del grupo e individuos.
Es necesario re definir las técnicas y metodologías que se emplean en el estudio de cultura e identidad ya que estas no son “un listados de elementos referentes o situacionales y de su significado para quienes los detentan sino que además, requiere definición el papel que juegan estos en las organizaciones y dinámica de las relaciones sociales.”(Tejero 1994:54)
En resumen es necesario establecer los espacios de reproducción cultural a partir de las identidades diferenciadas.
Los estudios culturales de los 80’s mantuvieron y mantienen una óptica dual diferenciada que denota el atraso de la estructura socioeconómica que responde a determinada racionalidad económica.
Los nuevos actores sociales son “los que han puesto un nuevo carácter de análisis en la cultura dejando de lado la idea de homogeneidad y destacando la heterogeneidad de las mismas culturas”

Bibliografía
Tejera Ganoa, Héctor (1994) “La identidad y el análisis regional” Nueva antropología Vol. VI No. 18 México

El concepto de cultura política en la antropología Social mexicana contemporánea

Alumna: Andrea Espinosa Calzadilla
El concepto de cultura política en la antropología Social mexicana contemporánea
Por ROBERTO VARELA


Varela menciona, que los escritos referidos al concepto de cultura política por los antropólogos mexicanos es muy escaso.
• Estudio de 1980-1991.

• El autor agrega pese a los años transcurridos la cultura política mexicana salvo por las elecciones de 1988- no ha sido- no es un tema de interés para la antropología mexicana.

• Varela se va a ocupar en como se conceptualiza y se arma un edificio teórico.

1 HECTOR TEJERA
Hace una crítica a ese autor
Se presenta como “fase” extremadamente vaga y enigmática

2 VICTORIA NOVELO

En 1984 escribo “La cultura obrera, una contrapuesta cultural”. Propone una definición de cultura que evite la ambigüedad y confusión.

3 EDUARDO NIVÓN
Dos tipos de cultura o comportamientos políticos
Uno ciudadano o moderno, y otro tradicional providencialista.*


4 Los ADLER -LOMNITZ
Destacan los rituales de la campaña, estableciéndolos en SEIS puntos

1. Establecen el cambio dentro de la continuidad
2. Reafirmar posiciones de distintos grupos y regiones políticas, frente a la institución presidencial
3. Se afirma el poder del presidente saliente (él escoge su sucesor)
4. Se construye la persona del nuevo presidente
5. Se expresa la fuerza de cada persona y grupo de interés que participa en el interior del partido/ gobierno
6. Se intenta revitalizar los mitos nacionales a través de los discursos y de la organización de eventos

Dos contribuciones
• La primera es que intentan hilvanar un conjunto de fenómenos; no con el conocido hilo negro, sino con el blanco: se trata de hacer teoría de reducir las muchas explicaciones bajo solo un principio.

• La segunda es la importancia que asume en el análisis social y, en particular en los procesos políticos. Las ceremonias y rituales que construyen en sí parte integrante del mismo proceso político.


5 GUILLERMO DE LA PEÑA
Nos ofrece una definición de la cultura política, si construye una nueva tipología de ella.
*Propone cuatro modelos de cultura política
1) CLIENTELISTICA
2) LIBERAL
3) PROLETARIA
4) COMUNITARIA

6 ROGER BARTRA

Ofrece dos trabajos que de ser parecidos son diferentes. Ambos tratan de la identidad nacional de la relación entre cultura y poder político, y de la legitimación del aparato estatal mexicano.

En 1987 en el libro, Bartra vuelve a los estereotipos del mexicano producidos de 1900 a 1968. Cabe señalar que estos estereotipos no necesariamente corresponden a un “mexicano típico”*

7 ESTEBAN KROTZ

En 1985 Define su propia concepción sobre cultura política. En el artículo de 1986, Krotz emprende una crítica severa y constructiva a los autores norteamericanos de la “cultura política”
En 1986, no trata exclusiva ni primordialmente sobre cultura política, más bien se subsume en su campo mayor, la antropología política.
En 1990, da un botón de muestra a los elementos a considerar para atacar la cultura política de una sociedad dada, tomando solo uno de los posibles campos de aplicación: los procesos electorales mexicanos.

Propone cuatro puntos de partida
Emprender la investigación sobre cultura política
•A) política y significado
•B) candidatos y redes electorales

Y PROCESOS electorales
•C) normas, consenso y legitimidad
•D) Situaciones y evoluciones

EL CONCEPTO “CULTURA” Y LA ANTROPOLOGÌA MEXICANA: ¿UNA TENSIÒN PERMANENTE?

Alumna: Andrea Espinosa Calzadilla
EL CONCEPTO “CULTURA” Y LA ANTROPOLOGÌA MEXICANA: ¿UNA TENSIÒN PERMANENTE?

Esteban Krotz


INTRODUCCIÒN

Desde que en 1871, el primero de los “profesionales británicos” formuló su famosa definición del término “cultura” (Tylor, 1975: 29; Palerm, 1977:31), ésta quedó vinculada indisolublemente con la ciencia antropológica; incluso ésta ha sido llamada frecuentemente, por sus practicantes y en ámbitos mucho más amplios, “ciencia de la cultura” o “ciencia de las culturas”.

Sin embargo, esta vinculación nunca estuvo libre de tensiones, lo que queda demostrado por la vacilación del mismo Tylor al usar las palabras “cultura” y “civilización” (Kroeber, 1963:194); también se pone de manifiesto que lejos de crearse un consenso sobre el término cultura, el número de sus definiciones ha aumentado con el tiempo hasta llegar a niveles que a veces despiertan dudas acerca del carácter “científico” de la antropología.

En México, esta tensión se ha mostrado de manera particular. De hecho, el término “cultura” desapareció hacia fines de los sesenta en la discusión hegemónica y dejó de ser, durante varios lustros, instrumento analítico para la generación de conocimientos antropológicos.

Cuando al cabo de un buen número de años recobró, finalmente, un lugar respetable en la antropología mexicana, era obvio que los años de su silenciamiento no podían ser entendidos como un simple eclipse. Porque no reapareció “la cultura” a secas. Reapareció acompañada por un adjetivo, por ejemplo, “cultura popular”, “cultura urbana” o “cultura obrera”.

Cuestiones y objetivo
•¿Cuáles fueron las causas de esta desaparición? ¿Cómo y porqué se volvió a aceptar ese término? ¿Qué significa para la antropología actual? Sobre varias de estas preguntas y algunas cuestiones conexas informan los textos reunidos en este volumen.
•El presente trabajo quiere rastrear de manera breve y esquemática este proceso de desaparición-reaparición y plantear una serie de puntos críticos para la investigación antropológica actual sobre “la cultura”.

La condena del “culturalismo”

La revisión de escritos y de tradición oral acerca de eventos, biografías e instituciones permite reconocer varios factores estrechamente vinculados unos con los otros, como causas de esta coyuntura que se inició a fines de los sesenta y duró, con algunas modificaciones, casi cuatro lustros.

A continuación se enlistan las más significativas de ellas:

•En primer lugar hay que mencionar la irrupción de cierto tipo de marxismo en la antropología mexicana y, particularmente, sus centros de formación académicoprofesional. Se trataba de una versión del pensamiento marxista que privilegiaba sobremanera a la “estructura”, o sea la esfera de la producción económica y el análisis de la relación de explotación entre las clases de la sociedad capitalista.

En segundo lugar hay que recordar que los estudios sobre los campesinos se volvieron hegemónicos durante casi una década en la antropología mexicana. Fueron precisamente estos el lugar donde se recibieron desarrollaron con más intensidad los impulsos provenientes del tipo mencionado de marxismo.

• Como resultado de esta combinación el interés antropológico predominante y más dinámico se centró en “una caracterización” de clase del campesinado y de las vías de desarrollo del capitalismo en la agricultura en México y en “el potencial revolucionario del campesinado, con un énfasis sobre su definición como clase a partir de un análisis concreto de sus demandas, luchas y organizaciones” (Paré, 1991:11).

En la retrospectiva llama la atención la fuerza de este enfoque que hizo que desaparecieran del campo de visión muchos antropólogos y, en general, del debate hegemónico, incluso aspectos “superestructurales” tales como la etnicidad o el género.
Los grupos, pueblos y comunidades indígenas quedaron subsumidos bajo el término de “campesino”; tampoco se reparaba en la problemática relación hombre-mujer, expresión de una contradicción considerada tan “secundaria” como la étnico-cultural.

A su vez, esta reducción de lo superestructural a lo ideológico y la concepción de esto último como algo vinculado necesariamente al estado capitalista, se combinó eficazmente con la amplia acepción que tuvieron varios estudios sobre la ideología burguesa, que desenmascaraban y denunciaban la diseminación de la misma a través de los medios de difusión masiva.

Ambas fases de la misma coyuntura se desarrollaban sobre una matriz de rechazo a los -como entonces se decía con frecuencia- “tradicionales estudios de comunidad”. No es aquí el lugar de evaluar lo acertado o no de tales afirmaciones; el hecho es que se trataba de superar la limitación inherente a los estudios de pueblos y comunidades tomados como entidades autocontenidas mediante su análisis como parte de un país; este último, a su vez, era visto necesariamente como parte del mundo latinoamericano dependiente, como parte del Tercer Mundo.

Un interesante reflejo de esta situación lo proveen dos programas de estudio formulados durante los años setenta. La licenciatura en antropología social de la entonces recién creada Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa incluía entre sus inicialmente seis “áreas de concentración” a la “etnología”; por su parte las materias básicas de las áreas de concentración “antropología del desarrollo”, “antropología rural”, “antropología urbana”, por ejemplo, no contenían referencia alguna de la problemática propiamente cultural y sólo entre las del área de “antropología política” se incluyó un curso obligatorio sobre “cultura e ideología políticas”.

El otro ejemplo es el nombre de uno de los al comienzo cuatro “talleres” de investigación de la Maestría en antropología social de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, que llevaba primero el nombre “ideología”; sólo hasta el inicio de la tercerageneración, en 1982, fue sustituido por el de “cultura e ideología”.
Como resultado de este proceso desaparecieron del debate central en la antropología mexicana, de hecho, muchos elementos considerados anteriormente como “típicamente antropológicos” tanto por antropólogos como por colegas de otras disciplinas y de otros ámbitos. Esto vale igualmente para fenómenos socioculturales (por ejemplo, la religión), para sectores poblacionales (particularmente, el más de medio centenar de pueblos indios) y para esferas de la realidad sociocultural (la mencionada limitación al estudio de lo “infraestructural”).

•Donde se mantuvo o donde posteriormente resurgió un cierto interés por tales aspectos superestructurales, éstos se concibieron en términos macrosociológicos y se privilegiaban la consideración de los mensajes y de los emisores. Esto llevó a los estudios antropológicos a una situación difícil, ya que seguían constituyendo, a causa de su metodología característica del “trabajo de campo”, acercamientos fundamentalmente microsociológicos; además de que seguían ocupándose casi exclusivamente de quienes eran los receptores de los mensajes ideológicos.
•Es conveniente recordar que la situación descrita y sus causas no pueden entenderse adecuadamente sin tomar en cuenta una serie de elementos considerados usualmente, según un cuestionable dualismo en la historiografía de las ciencias, “externos” al debate antropológico mismo.

El resultado de todos estos factores “internos” y “externos”

Puede resumirse también de la siguiente manera:

El fuerte énfasis en la esfera tecnoeconómica del marxismo y del neoevolucionismo y el igualmente fuerte énfasis en “lo social” de la antropología británica se combinaron para rechazar la identificación de la antropología como la “ciencia de la cultura”: a lo más podía admitirse como una “antropología de la cultura” como una antropología parcial en cuanto a ámbito fenoménico y/o en cuanto a perspectiva teórica. Pero históricamente el lugar de una antropología parcial de este tipo era ocupado por la “antropología norteamericana”, denominada usualmente “antropología cultural“.

Ésta, llamada posteriormente de modo peyorativo “culturalismo”, reunía tres características negativas:
•era, por principio, sospechosa de ser vehículo del imperialismo cultural;
•representaba un tipo de antropología cuya limitación a las pequeñas comunidades o pueblos estaba ocultando que éstos eran parte de estructuras socioeconómicas mayores;
•su atención privilegiada a los fenómenos superestructurales había llevado a ignorar los problemas básicos -de tipo estructural y político- de la sociedad y había llevado a un simple folklorismo.

La aparición de “la cultura popular”

•La influencia de los escritos de Antonio Gramsci y, posteriormente, de diversos autores, empezó a hacerse sentir hacia fines de los setenta.

•Entre sus efectos llaman la atención, ante todo, dos:
•contribuyó a quitarle aspereza al debate teórico y políticoideológico en la antropología mexicana y a permitir numerosas combinaciones teóricas y conceptuales antes rechazadas por “eclécticas”.
•Por otra parte, eliminó convincentemente cualquier connotación negativa del concepto “cultura”, que a partir de entonces se usaba cada vez más frecuentemente en estudios y debates antropológicos.

La influencia gramsciana llegó en una coyuntura en la cual la antropología en México ya había empezado a incursionar en el estudio de otros sectores sociales, particularmente los pobres urbanos y los obreros industriales, ocupándose también de los procesos de movilización y de representación política (movimiento urbano popular, sindicatos) de sus intereses.

El concepto general de “cultura popular” permitía una fructífera conexión entre el estudio microsociológico de barrios urbanos, grupos migrantes campo-ciudad, obreros fabriles y de secciones sindicales como un marco de análisis global de carácter marxista; es decir, permitía hablar, a partir de la información etnográfica de determinadas formas de “cultura obrera”, “cultura sindical” o “cultura urbana”. Por otra parte, impedía la atomización de estas “culturas” mediante su integración a un esquema analítico más comprehensivo, mediante su relación con un análisis más orientado hacia el estudio de lucha de clases (privilegiando más la concepción de “pueblo”o de “clases subalternas”), o más hacia la construcción de la hegemonía política (privilegiando la concepción de “la sociedad civil”).


Hay que recordar una serie de elementos usualmente llamados “externos”
•Que contribuyen a su explicación. Entre ellos ocupa un lugar destacado, sin duda alguna, la situación política general del país, que se asemejaba en ciertos aspectos a la Italia de Gramsci y al llamado “eurocomunismo” de los setenta.

•El fin del efímero auge petrolero a comienzos de los años ochenta no implicó ninguna ruptura con esta perspectiva, tal vez precisamente por el hecho de que se sucedían diversas modificaciones legales llamadas “reforma política”, que prometían mayor participación ciudadana en la conducción de los asuntos públicos y una mayor efectividad de los reclamos populares.

Tres hechos recientes han modificado nuevamente la situación de los estudios antropológicos en México


•Uno es la desintegración del mundo del socialismo realmente existente, simbolizada por la caída del muro de Berlín y la abolición de la Unión Soviética. Este fenómeno político y social ha tenido y sigue teniendo efectos todavía difíciles de apreciar sobre el debate científico-social en general y el antropológico en particular.

•Otro es la lucha reivindicativa de muchos grupos indios latinoamericanos que, en parte bajo la sombra del llamado “Quinto Centenario” lograron salir del olvido en que los habían confinado incluso los antropólogos.
•Finalmente, la influencia de ciertas corrientes de una antropología hermenéutica e incluso posmoderna está empezando a modificar algunos aspectos del debate antropológico sobre “la cultura” y de las investigaciones en torno a ellas.


Interrogantes sobre las culturas adjetivadas

•Los lugares de “lo cultural”

•a) ¿Categoría residual-folklorismo descriptivo?•b) ¿Desilusión de los antropólogos, despolitización de la antropología?
•Este desencantamiento se habría nutrido de dos fuentes a la vez. La primera era teórica: a pesar de los -en cuanto cantidad y calidad- impresionantes materiales etnográficos reunidos; La otra era política y social: no sólo no se había falsificado la hipótesis del “potencial revolucionario del campesinado”, sino que la situación de éste seguía empeorándose por todas partes.

•c) ¿Hacia la recuperación de la heterogeneidad cultural interna?
•Estos tres señalamientos de tensiones en la conceptualización de las culturas adjetivadas no sólo constituyen interrogantes sobre el lugar que ocupa “lo cultural” en diversos estudios antropológicos recientes, sino también la pregunta por el lugar de la antropología misma.



•El estudio de la cultura “adjetivada

•Finalmente parece pertinente indicar varios problemas que se derivan de que las diversas “culturas adjetivadas”:

Siempre son concebidas, de alguna manera, como universos más o menos claramente delimitados e incluso empíricamente distinguibles unos de otros, ya sea con respecto a sectores sociales (urbano, industrial, etc.), ya sea con respecto a ámbitos fenoménicos (popular, política, entre otros), ya sea que se trate de una combinación de ambos elementos (la cultura política de los paracaidistas, la cultura regional de sureste, etc.), es decir, las culturas adjetivadas se entienden como subculturas.


•En primer lugar aparece la pregunta, por cierto, bastante antigua en antropología, si al estudiar una cultura adjetivada, tenemos que ver, ante todo, con el estudio de ciertos rasgos culturales, es decir, de elementos relativamente aislados unos de los otros, pero conjugados por el investigador, o si se trata de aspectos integrados en la realidad sociocultural empírica misma.

•Esta pregunta es relevante para otra segunda posibilidad: ¿cuál es, en cada uno de los casos, la relación de una subcultura específica con las demás? Como lo ha recordado de una manera muy plástica y sugerente la memorable exposición “Obreros somos” del Museo Nacional de las Culturas Populares, muchas veces los “portadores” o productores de una de estas subculturas son prácticamente idénticos con los de otra, por ejemplo, los obreros son habitantes de determinadas áreas urbanas.

•En tercer lugar la pregunta por la “lógica” de una (sub)cultura oscurece a menudo la existencia de los constantes procesos de transformación a los que está sujeta.

••Una última cuestión se refiere a que si no se quiere concebir a una (sub)cultura por estudiar como entidad abstracta, entonces su análisis tendrá que incluir los procesos mediante los cuales individuos y grupos concretos son integrados a ella. En relación a este tema de la enculturación llaman la atención dos hechos. Uno es que a pesar del interés despertado por una importante investigación sociológica realizada a comienzos de los setenta sobre la politización de los niños mexicanos (Segovia, 1975), ésta no impulsó la realización de estudios antropológicos sobre tal temática. Por otra parte, resulta difícilmente comprensible que la abrumadora mayoría de estudios sobre fenómenos educativos realizados por antropólogos se haya limitado, casi por completo, a la educación formal e institucional, dejando de lado también, hasta el día de hoy, la pedagogía popular desarrollada en Latinoamérica durante los sesenta y setenta.

•Las tensiones teóricas aquí señaladas con respecto al concepto “cultura” constituyen, al mismo tiempo, elementos para la evaluación de los estudios antropológicos actuales sobre determinadas subculturas y retos para la investigación aún pendiente.

La jaula de la melancolía. ROGER BARTRA

ALUMNA: ROCIO CARMONA LAGUNAS
NOMBRE DE LA UEA: SEMINARIO VIII CULTURA, IDENTIDAD Y NACION.

La jaula de la melancolía. ROGER BARTRA

La nación es el más hollado y a la vez mas impenetrable de los territorios de la sociedad moderna. La mayoría sabe que las líneas negras en los mapas políticos son como cicatrices de innumerables guerras, saqueos y conquistas; pero también sospechamos, que además de la violencia estatal fundadora de las naciones, hay antiguas y extrañas fuerzas de índole cultural y psíquica que dibujan las fronteras que nos separan de los extraños.
Estas fuerzas son sin embargo responsables de la opacidad del fenómeno nacional. Esta opacidad oculta los motivos profundos por los cuales los hombres toleran un sistema de dominación. Y con su paciencia le imprimen un sello de legitimidad a la injusticia, desigualdad y explotación.
En este ensayo me propongo penetrar en el territorio del nacionalismo mexicano y explotara algunas manifestaciones, para avanzar en el estudio de los procesos de legitimación del Estado Moderno.
Siempre es necesario ejercer una cierta violencia para que las cosas entreguen, por decirlo así, las claves de su conformación. Por eso la propia violencia social la que mejor revela los misterios de la sociedad. Pero la escritura, también es capaz de violentar la realidad para penetrar en sus arcanos. Le interesan las reflexiones sobre lo mexicano es una construcción imaginaria que ellos mismos han elaborado, con la ayudad decisiva de la literatura, arte y música.
Para el estudio de la cultura política dominante que se desarrollan del mexicano después de la revolución de 1910. Pero la literatura sobre el carácter nacional mexicano son solo será el objeto de estudio de este ensayo; será también un medio de realizar una crítica a la cultura.
Los estudios sobre el mexicano constituyen una expresión de la cultura política dominante. Esta cultura política hegemónica se encuentra ceñida por el conjunto de redes imaginarias de poder, que definen a las formas de subjetividad socialmente aceptadas, y que suelen ser consideradas como la expresión más elaborada de la cultura nacional.
La subjetividad mexicana está compuesta por muchos estereotipos psicológicos y sociales, héroes, paisajes, panoramas históricos y humores varios. Los sujetos son convertidos en actores y la subjetividad es transformada en teatro. Así el estado nacional capitalista aparece al nivel de la vida cotidiana perfilado por las líneas de un drama psicológico.
Roger Bartra, ha escogido algunos aspectos del mito del carácter nacional, un conjunto articulado de estereotipos construidos a partir de las imágenes que la clase dominante se ha formado de la vida campesina y de la existencia obrera, del mundo rural y urbano. Con ello se ha forjado una completa mitología que tiende a sustituir el formalismo de la democracia política por una imaginería que provoca una cohesión social de tipo irracional.
Una gran parte del carácter nacional mexicano, es descrita, exaltada y criticada por los intelectuales positivistas y liberales de principios de siglo por ejemplo en las obras de Ezequiel Chávez, Manuel Gamio, Julio Guerrero, Martin Luis Guzmán, Andrés Molina Enríquez, Justo Sierra y Carlos Lerdo de Tejada. Reacción anti positivista: Antonio Caso y José Vasconcelos quienes hacen una convocatoria de un nuevo espíritu nacional.
Entre 1928-1931, Samuel Ramos contribuye más a inventar el perfil del homo mexicanus. En esa época tiene auge en Estados Unidos los estudios sobre el carácter nacional a los que fueron aficionados muchos sociólogos y psicólogos del siglo XIX. En México se deja sentir la influencia de Georges Sorel, Gustave Le Bon y de Ortega y Gasset, quienes contribuyen a inyectar en la clase media intelectual un verdadero pánico a la masificación del hombre moderno y al progreso de la sociedad industrial.
A partir de 1950 las especulaciones sobre lo mexicano viven un auge extraordinario, de forma decisiva con El laberinto de la Soledad de Octavio Paz, posteriormente Alfonso Reyes y bajo la dirección de Leopoldo Zea.
Las metáforas que se desprenden del uso del axolote como modelo tienden a agruparse en dos polos:
Por un lado se encuentra el sujeto activo y dinámico, se halla la idea de la metamorfosis y del cambio, la noción del YO interrogante. Del otro lado, se halla el pasivo y oculto, el objeto melancólico y estático. Así la dualidad metamorfosis/melancolía pasara por diversas fases, para simbolizar una alarga cadena de polaridades: Occidente y Oriente, civilización y salvajismo, revolución e inmovilidad, ciudad y campo, obreros y campesinos, razón y emoción.
Bartra parte de la idea posmoderna o desmoderna, según la cual la ironía se encuentra en el hecho de que no existe una inocente y sublime y dialéctica totalidad, ni en los hechos ni en la teoría, sino que nos enfrentamos a un mundo heterogéneo y divido.
Simulacro.
En la naturaleza no hay realmente sino individuos, y los géneros, ordenes y clases solamente existen en nuestra imaginación. Buffon, Historia natural.
El edén subvertido.
Los campesinos suelen proyectar sobre la melancolía moderna de una larga sombra de nostalgia y melancolía. Son los sobrevivientes de una época que no ha de volver y cuyo recuerdo despierta una tristeza íntima, pero capaz de expandirse por la sociedad para gestar un fenómeno cultural y político.
Bartra intenta procurar un reflexión sobre la forma en que la cultura moderna crea o inventa su propio paraíso perdido; la manera en que la sociedad industrial capitalista como una reacción a sus propias contradicciones busca insistentemente un estrato mítico, donde se supone que se perdieron la inocencia primita y el orden original.
un edén mítico, indispensable no solo para alimentar los sentimientos de la culpa ocasionados por su destrucción, sino también para trazar el En México la reacción de la historia agraria es un ingrediente esencial en la configuración de la cultura nacional, su piedra clave sin la cual la coherencia del edificio cultural se vendría abajo.
Un proceso mediante el cual se inventa perfil de la nacionalidad cohesionadora, indispensable, para poner un orden en una sociedad convulsionada por la veloz llegada a la modernidad y sacudida por las contradicciones de la nueva vida industrial. Estos campesinos pensados por dese la ciudad y por la cultura moderna son el fantasma, de recuerdos borrosos en la memoria colectiva: son los ancestros recordados que como una larva se reproducen en el pensamiento. En un lugar en donde el presente y el pasado se confunden para excluir el futuro.
La reconstrucción de un pasado rural mítico se enfrenta al horror real de la sociedad industrial: la oposición del pasado y del futuro. Esta polaridad permea profundamente el pensamiento occidental; pero cuando este desarrollada en las situaciones límites del tercer mundo.
Aunque está abierta la herida que la metralla revolucionaria de una sociedad moderna, orientada por los signos del futuro y del progreso, ha infligido el pasado rural e indígena. A través de esta cultura política resuella: y en nombre del dolor por el pasado quebrantado inventa un perfil del hombre actual que corresponde, punto por punto, al mito del edén subvertido.
El mito del edén subvertido es una fuente inagotable en la que abrevia la cultura mexicana. La definición actual de la nacionalidad le debe su estructura intima a este mito. Por ello, es un lugar común pensar que los mexicanos resultantes del advenimiento de la historia son almas arcaicas cuya relación trágica con la modernidad las obliga a reproducir permanentemente su primitivismo.
De esta la metáfora de Alfonso Reyes, según la cual los mexicanos con los anfibios del mestizaje: soportan todos los pecados de la modernidad, pero aun viven inmersos en la edad de Oro.
El mito del edén subvertido en México adquiere dimensiones de epopeya por dos razones principales:
 por la antigüedad del proceso, que arranca de la Conquista Española y adquiere la forma de choque y fusión de culturas diferentes,
 paradoja y drama, porque el fin del mundo rural es iniciado por una de las más grandes revolucionarios campesinas del siglo XX.
El héroe de esta epopeya imaginaria es un personaje singular, pues pertenece a una estirpe d seres dolientes y agraviados. Es un ser extremadamente sensible, temeroso, recelosos y susceptible.
El luto primordial
El ritmo lento, melancólico, y trágico de México, de ese México lugar de encuentro de distintas razas y antigua arena de conflictos políticos y sociales. Malcolm Lowry, Bajo el Volcán.
La imagen que se va configurando del mundo rural siempre es la del pasado que ha sido necesario inmolar, por este motivo la imagen se construye de manera paralela y muy similar a ese omnipresente arquetipo occidental al que tanto deben la psicología y la literatura: la melancolía. El catalogo de los síntomas clásicos de la melancolía es extraordinariamente semejante a los rasgos que la tradición sociológica y antropológica le asigna al campesino. Es asombroso el paralelismo entre la dualidad melancolía-manía de los psiquiatras y la polaridad rural- urbana de los antropólogos.
Él estereotipo de campesino como ser melancólico, ha llagado a convertirse en uno de los elementos constitutivos más importantes de llamado carácter del mexicano y de la cultura nacional.
en 1901, es un estudio de psiquiatría social del mexicano Julio guerrero menciono que el espíritu se sosiega pero la reacción es en sentido depresivo; y por eso el mexicano que no tiene alcohol, aunque no es triste por naturaleza tiene largos accesos de melancolía. A partir de esta manera de pensar, comienza a tejer la mitología de las diversas facetas o mascaras del mexicano, ser singular en el que se contrapuntean la ferocidad y la misantropía, la burla y el estoicismo, el capricho y la pereza, la bestialidad y la falta de aspiraciones. El personaje mítico que en México ha sido colocado como un símbolo de toda la nación es el pelado, que es una especie de campesino urbano, semi-asfixiado por la ciudad, que ha perdido el edén rural y no ha encontrado la tierra prometida. El pelado es recuperado la horrenda imagen porfirista del lépero, esa plebe, que era vista por científicos del siglo XIX como un pozo de vicios, de animalidad y de atavismos sanguinarios, resurge a los ojos de la intelectualidad pos revolucionaria como el pelado, dominado por un sentimiento de inferioridad. La intelectualidad mexicana ha convocado con frecuencia a este personaje ancestral.
La idea de melancolía configura uno del o ejes fundamentales de la cultura occidental. Cuándo la cultura mexicana adopta a la melancolía como uno de sus signos distintivos y peculiares, en realidad esta conectándose y diluyéndose en el amplio torbellino de la historia occidental. La historia de la melancolía tiene varias vertientes, dos de ellas: uno nos lleva a la tragedia de la Caída: el alma sufre angustias y tristezas inauditas que la enloquecen, por culpa de antiguos pecados. Conduce al drama de héroe o del genio que debe cargar con la pesada carga de la melancolía a cambio o de la lucidez con que puede mirar al mundo y crear: es el terrible precio del conocimiento y el poder. Martin Luis Guzmán ubico con precisión los dos puntos: en primer lugar desde la conquista o desde los tiempos precortesianos, el indio postrado y sumiso, indiferente al bien y al mal. Sin conciencia, con el alma convertida, incapaz de una esperanza. Y en segundo lugar, la sistemática inmoralidad de la política mexicana, en donde obedece a un mal congénito.
En el estado melancólico confluyen peligrosamente el genio y la estupidez, el hombre excepcional y la bestia, el civilizado y el campesino. el intelectual encuentra, que hay algo que une su angustia con las pavorosas miserias del inframundo de la sociedad, la hez de la sociedad, los campesinos más pobres, los muertos de hambre del campo, tiene algo en común: la soledad.

Frontera México Estados –Unidos. Reflexiones para un marco teórico.

ALUMNA: ROCIO CARMONA LAGUNAS
NOMBRE DE LA UEA: SEMINARIO VIII CULTURA, IDENTIDAD Y NACION.

Frontera México Estados –Unidos
Reflexiones para un marco teórico.


La frontera norte es una región muy heterogénea y con el ritmo de crecimiento más dinámico que los promedios nacionales. El objetivo principal de este ensayo es contribuir al entendimiento de la regionalidad de las relaciones fronterizas entre dos nacionales de desarrollo económico desigual, en congruencia con el contexto global de las relaciones bilaterales o multilaterales entre los países fronterizos. El análisis teórico aquí propuesto se apoya en los conceptos de interacción social y poder, tomados de Weber y el concepto de asimetría de poder, definido originalmente por Mario Ojeda en sus estudio de relaciones México-Estados Unidos. También se usan otros como el de intensidad y extensión de las interacciones fronterizas.
Hacia un marco teórico para el estudio de la región fronteriza.
El estudio de lo que ocurre en el espacio geográfico adyacente a la frontera entre México y Estados Unidos ha sido una tarea emprendida desde una gran variedad de disciplinas.
En algunos casos lo fronterizo se ha definido especialmente de una manera relativamente arbitrario. La critica del profesor Segovia: el enfoque que aquí se sugiere para los estudios fronterizos parte de la consideración de que la extensión geográfica de los fenómeno sociales, económicos y culturales de las zonas fronterizas no esta limitada por la demarcación internacional, sin mas bien por la interacción de las personas que viven paralelamente a ella.
El concepto de interacción.
Si observan las estadísticas sobre cruces fronterizos, se puede afirmar con razonable seguridad que las interacciones entre poblaciones de uno y otro lado de la frontera entre México-Estados Unidos están creciendo en cantidad y complejidad. Se puede observar como se reducen las brechas en los niveles socioeconómicos de un número creciente de grupos de actividades o intereses afines de uno y otro país. Con lo que crece el interés de buscar acuerdos bilaterales operativos. La gente de ambos lados busca la satisfacción de su interés, gustos o necesidades respectivas, búsqueda que incluye la cooperación del vecino. Los habitantes de un lado cruzan al otro buscando algo que no pueden obtener por si mismo del otro lado o algo que puede hacer optima la obtención de lo que buscan condicionado a convenir la participación de la gente del país vecino. El interés que motiva el cruce fronterizo puede ser tan simple como la curiosidad turística.
La referencia que se hace a la interacción es, referente a la interacción social, a un encuentro de reciprocas de actores que orientan mutuamente su respectiva conducta hacia la otra parte de la interacción, con significados que son subjetivamente compartidos por estos, a partir de experiencias previas en que las respectivas conductas dirigidas u orientadas hacia los otros con quienes se desea entrar en interacción se fueron haciendo compatibles en términos de secuencias raciónales de medios afines que se concertaron en la practica de manera implícita o explícita. La definición de interacción social es un parafraseo de la definición de Weber, definición que encaja con el fenómeno social fronterizo, el que es personificado cotidianamente por individuos de dos países con lengua y cultura diferente. La vecindad geográfica los conduce a entrar en interacciones sociales que no requieren que ninguno ceda a su respectivas identidades culturales, sino de que hayan tenido la habilidad de desarrollar acuerdos implícitos de carácter operativo, suficiente como para llevar a cabo de manera racional una secuencia de medios a fines compatibles.
Puede darse una interacción social en condiciones de un poder desigual o asimétrico entre las partes, siempre y cuando esta simetría no rebase ciertos límites.
La asimetría de poder como fuente definitoria de la naturaleza de la relación predominante de parte de cada país hacia el otro.
Ciertamente no todo en la frontera de México-Estados unidos es interacción social armoniosa. Parte dolorosa de la historia del lado mexicano incluye las acciones unilaterales de poder de los estadounidenses. Esas acciones unilaterales obviamente no fueron interacciones sociales en el sentido weberiano. Es importante distinguir entre la respuesta de conductas que caracteriza a la interacción social en términos de las acciones de cada actor, las cuales son orientadas mutuamente hacia el otro, a partir de un mínimo de acuerdo con el sentido que cada actor le imprime a las suyas. La historia de las acciones unilaterales de Estados Unidos hacia México es una historia en la que se percibe la desigualdad de poder o asimetría que caracteriza a la relación binacional entre los dos países.
Se puede decir que la asimetría es un denominador común de la relación bilateral entre México y Estados Unidos, sin embargo, este es un factor estructural de grado. Puede darse en grados máximos y mínimos. Cuando esta se da en grados mínimos, facilita la interacción entre las partes; cuando se da en grados máximos, la dificulta hacerla imposible. En un grado máximo de asimetría entre las partes, la acción del mas poderosos de queda en una acción unilateral en la medida en que no puede ser contestada o respondida en la misma especie por la contraparte. Así es que en un grado máximo de asimetría entre las partes cuando se presenta una acción unilateral, no puede haber una reacción de la otra parte. Solo que en este caso la reacción no lleva a la interacción en el sentido weberiano. Porque el exceso de asimetría elimina el mínimo de acuerdo entre las partes par a llevar la interacción a fines compatibles. En el exceso de asimetría, el objetivo de la acción de una parte supone la ausencia o eliminación de un fin semejante de la otra parte en la relación.

El nivel micro dimensional de la interacción asimétrica.
Quien conoce la historia de las comunidades fronterizas sabe del dilema que se le presenta al fronterizo como reto a su pragmatismo de inmigrante. Se puede decir que Estados Unidos es para el fronterizo mexicano, al mismo tiempo una oportunidad y un problema. Es lo primero, porque la vecindad lo coloca en una posición ventajosa en términos regionales frente a otros mexicanos del interior, posición que se traduce en la oportunidad de vender productos y fuerzas de trabajo u ofrecer servicios al vecino estadounidense.
A la naturaleza económica de lección estadounidense corresponde una reacción de naturaleza cultural o política del mexicano, en la medida en que la asimetría entre el estadounidense y el mexicano es mayor. Par el fronterizo mexicano esa dicotomía representa un reto cotidiano. Ese reto representa, una lucha persistente por reducir o eliminar la desigualdad con el vecino; por otra, una permanente búsqueda de hacer óptima la oportunidad económica que le da la vecindad geográfica con el mercado más poderoso del mundo. La meta de reducir o eliminar la desigualdad con el vecino implica tener un a motivación fuerte. Como se ha explicado en las investigaciones de le colegio de la Frontera Norte sobre le tema de la “identidad cultural”, esta motivación surge de la experiencia fronteriza del mexicano en el sentido del saber quien es uno, de dónde y de quienes vienes, y como fue que llego a donde esta.
Nada de esto se puede contestar sin una conciencia o identidad étnica. El fronterizo la tiene porque en la vida de la frontera esta no es algo que devenga de manera natural, sino que se requiere para la sobrevivencia económica y para la convivencia internacional. El vecino estadounidense es lo otro o que no soy yo.

El nivel macro dimensional de la interacción asimétrica.
Lo que en el nivel micro dimensional se puede ver como una dicotomía generada por el factor estructural de asimetría en la relación entre estadounidense y mexicanos, en términos de oportunidad-problema a nivel macro dimensional, el exceso de de asimetría conduce también a la unilateralidad de la acción de la parte con menos poder, ya no es la misma naturaleza que correspondió a la acción.
Concepto de internacionalidad.
La característica que tiene en común ese vasto y heterogéneo espacio geográfico de la frontera norte de México como para justificar que se le llame región es la vecindad con estados Unidos. Es esta vecindad lo que diferencia a lo que sucede en la frontera norte de lo que acontece en el interior del país. De esta interacción se deriva un factor que representa un nivel más concreto y medible que el de la noción abstracta de vecindad. Este factor se puede definir como la internacionalidad de la vida fronteriza.
Por internacionalidad se debe entender el atributo de un hecho, un acto, idea, un valor, una interacción o un proceso de interacciones cuya ocurrencia tiene implicaciones que relacionan interés de dos o más países. Dos conceptos adicionales a la internacionalidad son: intensidad y extensión.
En el caso de las interacciones de tipo cultural, los limites geográficos de la región fronteriza respectiva de cada país, para los efectos normativos o de distribución de recursos federales, serian diferentes a los de la naturaleza económica. Para ilustrar la interacción cultural internacional, por lo que llamamos subcultura de los jóvenes de los barrios populares que tuvo origen en el este de los Ángeles entre jóvenes de ascendencia mexicana y luego se extendió a los barrios de las ciudades fronterizas, y aun en el sur, siguiendo la ruta de los trabajadores migratorios por la costa occidental de México, Guadalajara y Michoacán. La importancia de contar con estos conceptos no es solo para producir, sino para dilucidar si la región de la frontera norte requiere una política particular o si debe tener una prioridad más alta que otras regiones del país en la distribución de los recursos públicos.
Concepto de nacionalidad.
Se dijo antes que para que haya internacionalidad se necesita que la concurrencia de un evento o serie de eventos tenga implicaciones que relacionen intereses de dos o más países. Esto quiere decir que para que haya internacionalidad se necesita que exista interacción, encuentro o relación entre eventos, personas, o instituciones de diferente nacionalidad. Puede decirse que la mayor parte de lo que cruza la frontera internacionales es susceptible de imputación de nacionalidad; sin embargo; esta imputación no es tan fácil cuando se trata de elementos culturales, tales como valores, ideas, prejuicios, modas o mitos, dado que los seres humanos son tanto portadores como productores de elementos culturales.
En la frontera norte lo mexicano es lo no estadounidense. La vecindad con el extranjero le da a el fronterizo una ventaja es su identidad étnica, frente a los mexicanos del interior del país, donde no es tan inmediata y cotidiana esa experiencia de otredad. Hallamos encontrado que los sectores medios y populares de las ciudades fronterizas posean una mayor mexicanidad de la población de los mismos sectores de otras ciudades del interior del país. Se pude decir, con base en las investigaciones del COLEF, que en términos generales que la integración de los fronterizos con sus vecinos extranjeros ha venido a reforzar su identidad cultural como mexicanos.
Identidad, cultura nacional y frontera.
Residir en la frontera lo hace a uno ver la cultura desde una perspectiva diferente de la que se pudiera tener desde el interior del Apis. Si entendemos por cultura e l conjunto e valores, creencias, normas, tradiciones, instituciones, lenguaje y producción que caracteriza a un pueblo, aun tendríamos que definir que es cultura nacional. Resulta difícil definirlo, sin embargo en la frontera norte de México la dificultad es menor, porque la cultura nacional se define por contraste con otredad cultural de los extranjeros con los que se convive y se interactúa de forma cotidiana. Culturalmente hablado, en la frontera norte lo mexicano es lo no-gringo. Esta diferencia podrá ser muy difícil de definir en términos científicos, per o es muy fácil de distinguir por cualquier fronterizo de Tijuana a Matamoros. La interacción con los estadounidenses en las ciudades fronterizas refuerza la seguridad de quien es uno frente al extranjero.
El concepto de identidad cultural se define como la distancia en la aceptación de valores-creencias y tradiciones culturales definidas como características de lo mexicano.
Hay dos hallazgos que son relevantes:
• Que la aceptación de los valores tradicionales de la cultura mexicana es mayor en las ciudades fronterizas que en las del interior del país
• En la explicación de la varianza entre aceptación y rechazo de esos valores culturales, tiene mayor peso la diferencia entre sectores sociales al interior de cada ciudad que la cercanía o lejanía física de la población respecto de la frontera con Estados Unidos. Estos hallazgos van al meollo de dos estereotipos:
1. Que los fronterizos están perdiendo identidad nacional
2. La perdida de identidad nacional se debe a la vecindad geográfica con Estados Unidos. El primero de estos hallazgos deja en claro que hay diferencias en la aceptación de los valores culturales mexicanos entre los residentes de los diversos sectores en todas ciudades estudiadas, sean o no fronterizas; esto sugiere la hipótesis, lo que sea en efecto la identidad cultural nacional, es mayor entre los sectores llamados populares y menor entre los que viven en las zonas residenciales mas costosas de cualquier ciudad del territorio mexicano.
El debate sobre lo nacional y lo fronterizo.
Según Bonfil sostiene que la definición de cultura nacional suele convertirse en actos de autoridad que se impone sobre la multitud de etnias y sobre ele derecho que estas tiene se ser consideradas tan auténticamente mexicanas como cualquier que se quiere erigir como representativa de la nación en su conjunto.
Para Monsiváis la definición de identidad cultural ha sido también un acto de poder consistente en la apropiación del gobierno de la facultad de definir de lo mexicano. Visto así, lo mexicano resulta lo definido como tal por decreto independientemente de lo que eso sea en la realidad. Monsiváis arguye en contra de la definición oficial de identidad nacional que resulta en un acto de dominación, congruente con un sistema político donde las grandes mayorías no están representadas y donde los valores de las minorías, correspondientes a sectores urbanos de la pequeña y gran burguesía, se impone sobre de so demás a partir dela propaganda oficial que define lo mexicano con todo el poder del aparato estatal.
Por otra parte Pablo González Casanova sostiene que si hay una cultura nacional independiente de la definición oficial, y por lo tanto una identidad nacional. Así sostiene que la cultura nacional esta constituida por el conjunto de creencias, valores y tradiciones que nutren la noción independencia en un sentido histórico, sobre la cual se sostiene la noción política de soberanía. González Casanova sostiene que si no hubiera una identidad nacional no sabríamos definir que es lo mexicano frete a lo extranjero y ya hubiera sucumbido México a las presiones de expansión de otras identidades nacionales de otros países que han pretendido avasallarlo.
Según Bustamante Bonfil podrá ser valido para preservar la riqueza pluricultural de las etnias del país, pero no para neutralizar la expansión de la cultura estadounidense en la región fronteriza, que depende de la preservación de la cultura nacional. Lo mexicano adquiere denominación común cuando se ve frente a lo estadunidense. Hacia dentro podrá ser plurietnico y podrá vérsele diluido hasta quedar en un decreto.
La extraterritorialidad de la cultura nacional.
Si partimos de las premisas de que hay ciudadanos mexicanos que residen temporal y permanente en estados Unidos cuyo numero es superior al de habitantes de la mayor parte de las entidades federativas y que como tales tiene el derecho a mantener su identidad cultural como mexicanos; si además aceptamos que el estado mexicano, en sus dimensiones federal, estatal, y municipal, tiene la obligación de preservar y reforzar la cultura nacional, se puede concluir que el Estado tiene la obligación de extender sus programas de acción cultural mas allá de las fronteras territoriales, hasta dónde haya mexicanos que quieran seguir siéndolo.
La acción cultural del estado Mexicano en estados Unidos depende fundamentalmente de dos factores:
• La conciencia de la necesidad de llevar la cultura nacional a donde haya concentraciones de mexicanos en Estados Unidos a partir de la frontera
• La voluntad política de hacerlo. La necesidad de hacerlo tiene a su vez dos dimensiones.
Se trata de una obligación del Estado concomitante a un derecho de sus ciudadanos en el extranjero 2) se trata de una acción necesaria para que se entienda lo mexicano entre un número creciente de ciudadanos mexicanos y estadounidenses de origen mexicano. El diseño de programas de acción cultural en el extranjero debería hacerse de manera coordinada, combinado acciones gubernamentales de nivel federal, estatal y municipal.
Siguiendo la línea de pensamiento de este trabajo, se podría concluir que el contenido de los programas culturales debería ser de cultura popular. Cabe aclararse popular una acción cultural de bajo nivel de calidad o de carácter simple o elemental, sino aquél contenido derivado de las tradiciones culturales populares, pues son estas las que representan de manera mas autentica aquello que nos identifica como un pueblo diferente a otros.