lunes, 14 de diciembre de 2009

CAMBIOS IDENTITARIOS EN LA NUEVA RURALIDAD, DE CAMPESINO A ¿…?

Por: LUIS ERNESTO SOLANO BECERRIL
PROF. ARMANDO SÁNCHEZ ALBARRÁN

TRABAJO FINAL:

CAMBIOS IDENTITARIOS EN LA NUEVA RURALIDAD, DE CAMPESINO A ¿…?

Existe un debate muy fuerte entre teóricos para definir el concepto de Nueva Ruralidad. Cada autor considera diferentes procesos, actores, modalidades, temporalidades etc. Lo poco que podemos ver en común es que, la Nueva Ruralidad es un proceso mixto que difiere dependiendo del lugar en donde se esté analizando. Los actores sociales utilizan diferentes estrategias para enfrentar problemas particulares de la zona en que se encuentran.

La nueva ruralidad en México surge por 3 causas:

a) Abandono del campo por parte del Estado: Después de la crisis en los precios de los productos agrícolas de los años 70ś y 80ś, el Estado Mexicano retiro sus apoyos a la estructura agraria: precios de garantía, subsidios, retiro de aranceles y libre importación, cambio de cultivos de granos básicos a hortalizas, eliminación de instituciones como CONASUPO, firma del TLCAN y competencia directa con agroindustrias estadounidenses subsidiadas más de la mitad , privatización de la economía, etc.

b) Estancamiento y desestructuración de la agricultura campesina: Esta apertura económica tan abrupta y con escasa preparación de los agricultores más tradicionales o pequeños industriales provoca, según Blanca Rubio, una desestructuración del campo, es decir, un proceso de explotación de los campesinos pues las empresas trasnacionales dominan el mercado aprecios muy bajos evitando que un campesino obtenga dinero para reanudar el cultivo. Éste tiene que comprar los insumos vendidos por la empresa, cultivar lo que establece la empresa y generar ganancias para la empresa pues no hay capacidad de competir. Esto excluye a los productores o los explota o los subordina en su totalidad destruyendo y expropiando su forma de producción. Dada la baja rentabilidad del campo, sus habitantes lo abandonan paulatinamente pues su papel económico en la economía es menor sustituido por las grandes agroindustrias.

c) Urbanización: en México desde los años 50 se ha iniciado una dinámica fuerte de industrialización y de modernización del país que, en un inicio fue centralizada en su totalidad por la Ciudad de México. Sin embargo, con el paso de los años, se ha ido descentralizando hacia las periferias. Esto implica que, haya una presión sobre el suelo rural por parte de compañías constructoras o incluso por parte del gobierno a través de expropiaciones. En los últimos años, el empleo no agrícola ha sido una constante en el desarrollo de los espacios rurales, y son reagrupados principalmente en los otros dos sectores económicos: el industrial y el de servicios. Esta reorientación es debido a una serie de cambios tanto institucionales como de desarrollo. Esta reorientación es debido a una serie de cambios tanto institucionales como de desarrollo individual y personal de los actores sociales, en este caso campesinos.

IDENTIDAD DEL CAMPESINO:
Primeramente, debemos de saber lo que es la identidad. Según Gilberto Giménez, “la identidad se atribuye siempre a primera instancia a una unidad distinguible cualquiera que ésta sea” y sirve para diferenciarse de los otros de su misma especie y tener un reconocimiento de parte de los demás
Dependiendo del estudio, del autor y de su formación se llegan a diversas caracterizaciones. Autores desde Karl Marx, Karl Kautsky, Alexander Chayanov, Marielle Pepin, Herny Landsberger, etc. Tienen conceptos propios para definir al campesino como actor social.
Todos concuerdan en el aspecto de que el campesino, empíricamente, tiene su forma de vida arraigada a la tierra ya sea porque ésta le genera lo básico para sobrevivir o por identidad; que vive en un sistema diferente al capitalismo moderno; que tiene un trabajo comunitario conjunto ya sea con el grupo societal en el que esta o con su familia; que tiene un proceso de producción único y por lo general relacionado con el clima (nos referimos a tierras de temporal); y en donde su estructura social también es de dominación de unos sobre otros (terratenientes-peones) etc. El campesino tiene ciertas pertenencias sociales que interioriza y que define precisamente su sentido de pertenencia social, que se define como “la inclusión de la personalidad individual en una colectividad a la cual se experimenta un sentimiento de lealtad. El individuo se apropia e interioriza del complejo simbólico cultural. Para los campesinos, la tierra representa la posibilidad de lograr el sustento familiar, la autonomía comunitaria, a través de su uso como medio de producción y una participación en el mercado que apunta a los mismos fines. Cultivar es su actividad fundamental, y para llevarla a cabo necesitan el desmonte del terreno. Significa además un elemento de confrontación que sustenta su identidad de clase, el objetivo principal de su lucha. Pueblos y pequeñas ciudades provincianas son “sociedades de interconocimiento” más propicias a la constitución de la memoria colectiva y familiar. De aquí la omnipresencia de la fiesta ―cuyo sentido es frecuentemente conmemorativo―, de los santuarios de peregrinación, de los paisajes marcados como geosímbolos, etc.

En fin, la conceptualización del campesino siempre ha sido problemática y ahora con este fenómeno de la Nueva Ruralidad se complica aún más. Varios teóricos deducen que, la vida campesina está ligada a la tierra, y que se con la modificación de sus actividades a otros rubros como el industrial o servicios muestra la flexibilidad del sujeto social y entonces su fuerza de trabajo no está anclada a los limitantes de lo rural en estricto sentido. Este proceso histórico que existe y que está inmerso dentro de la globalización elimina muchos de los puntos que definían al sujeto social “campesino” y lo transforma en algo nuevo dependiendo de su desarrollo particular: puede ser pequeño productor, comercializador, empleado, peón, migrante, etc. Dentro de esta transformación, el campesino sufre una serie de cambios tanto identitarios, de conocimientos, de estructuras sociales, de formas de vida, de instituciones, de ideologías. Es decir, en términos de Pierre Bourdieu, cambia el hábitus en el que se desarrolla y por ende su capital cultural así como las estructuras simbólicas. Podemos entender por “habitus” los esquemas de obrar, pensar y sentir asociados a la posición social. El habitus hace que personas de un entorno social homogéneo tiendan a compartir estilos de vida parecidos. Se aprende mediante el cuerpo, mediante un proceso de familiarización práctica, que no pasa por la conciencia. Las personas estamos sujetas al tiempo, tanto que tenemos que producir nuestras prácticas en la urgencia temporal. La incorporación inconsciente del habitus supone la apropiación práctica de los esquemas que sirven para producir las prácticas adecuadas a la situación. A cada posición social distinta le corresponden distintos universos de experiencias, ámbitos de prácticas, categorías de percepción y apreciación. Cada posición social tiene su propio habitus, creándose así un marco de cada posición social.
El campesino cambia su forma de vivir y consumir: ya no sólo utiliza cosas agropecuaria sino también utiliza medios que conoce el sujeto mediante la ampliación obligada de horizontes debido a la debilidad de la agricultura y a la supuesta superioridad de la ciudad moderna y esto es porque la dinámica de los campesinos se encuentra dentro de un sistema global. El modo de producción dominante es el que impone sus exigencias al campesinado y le obliga a su adaptación a ellas, pero éste tiene un modo de producción no capitalista. Y es que la globalización tiene mucho que ver en este proceso.

Algunos otros procesos de cambio estructural son, por una parte, cambios en la relación entre población y territorio por ejemplo, el surgimiento de zonas periurbanas, con transporte diario para la población circundante versus zonas donde se localizan actividades agrícolas y no-agrícolas, la formación de ciudades dormitorio, el desarrollo de áreas de segunda residencia, la ocupación por industrias de espacios anteriormente agrícolas, más el incremento de la vialidad y el transporte entre áreas urbanas y rurales vinculando a los trabajadores a diferentes mercados laborales, etc.

Se hace notar que “en las dos últimas décadas del siglo pasado... la agricultura es la actividad menos importante tanto en términos de la población económicamente activa involucrada, de la participación de los hogares y del ingreso obtenido. La nueva generación no se parece a la sociedad agraria de la generación anterior que veía en la lucha agraria y en la tierra el principal medio para mejorar sus condiciones de vida”
Así mismo, Grammont hace referencia en que es un fenómeno sumamente complejo, pero él puede identificar y sintetizar tendencias generales:
1) Desaparecen los dos campos geográficos que dominaron el mundo capitalista desde sus orígenes.
2) Urbanización del campo porque se incrementan las ocupaciones no agrícolas, los medios masivos de comunicación llegan a zonas alejadas y la migración crea redes sociales trasnacionales creando una hibridación de la cultura.
3) La tecnología revoluciona la vida en el campo. Las empresas trasnacionales marcan las pautas de desarrollo en el campo a través del control de las cadenas productivas y de la agricultura a contrato.
4) La población rural no agrícola adquiere mayor importancia y conforma unidades familiares plurifuncionales que se reproducen a partir de la combinación de las diferentes actividades económicas de sus miembros
5) La conservación del medio ambiente es una situación cada vez más apremiante.

El resultado de este fenómeno completo ha sido la polarización entre un mundo acelerado, el mundo de los sistemas flexibles de producción y de sofisticadas pautas de consumo, y el mundo lento de las comarcas rurales aisladas, de las regiones manufactureras en declinación y de los barrios suburbanos social y económicamente desfavorecidos, todos ellos muy alejados de la cultura y de los estilos de vida de las ciudades mundiales.
Algunos de los cambios que ocurren por lo anterior son los siguientes:

CAMPESINO A CITADINO
La población urbana creció mucho más rápido que la población rural, pero en buena medida por el efecto de las migraciones definitivas del campo hacia la ciudad, que tuvieron su auge durante las décadas de 1950 a 1970, particularmente hacia las grandes ciudades de México, Guadalajara y Monterrey. La separación de la industria doméstica, tradicionalmente conocida como artesanía, de la agricultura debido al proceso de industrialización y sustitución de productos domésticos por productos industriales. Entre 1930 y 1980 la población rural pasó de representar 66.5% a 33.7% de la población nacional, perdiendo en promedio 6.5 puntos porcentuales por cada diez años, pero con una variación anual que decrece a partir de 1970. El metropolitanismo global y la proliferación de megaciudades van de la mano con el colapso de la economía rural, lo que entraña a su vez la declinación de las culturas particulares fuertemente localizadas, como son las culturas étnicas y campesinas. Esto porque la ciudad siempre está buscando expandirse a territorialmente, llega a tener conexiones complejas (redes de autopistas,telecomunicaciones, estaciones repetidoras de televisión) y ha llegado también a las regiones rurales. Las megaciudades tienden a devorar todo el entorno campesino a través de las periurbanizaciones en expansión constante, de conurbaciones monstruosas y de la “rurbanización” generalizada que difunde estilos de vida y modos de consumo urbanos en las zonas rurales. Con esta dinámica, llega también un capitalismo desorganizado y depredador. El campesino se desestructura como vimos anteriormente y entonces, necesita nuevas identidades que combinen en su nuevo “campo” (en términos de Bourdieu). Surgen en la nueva ciudad y son identidades combinadas entre su origen rural y lo que se supone moderno. Una combinación a veces rara de formas de representarse como el caso de los mazahuacholoescatopunks que son indígenas mazahuas insertos en la colonia Tacubaya. Presentan rasgos de su etnia como las patillas largas pero peinados punks junto con ropa exagerada hablando entre ellos su lengua materna.
Son identidades desviantes pues existe una adhesión completa a los modelos de comportamiento, desarrollo, normas y valores que proceden de fuera aunque no siempre puede ponerlos en práctica.
En cuanto se empieza a modificar el paisaje y las compañías constructoras empiezan a urbanizar el entorno, el territorio sufre modificaciones de propiedad. Ya no es propiedad comunal sino que es propiedad privada. Se da sobre todo en hogares de relajación.
La arquitectura del miedo se empieza a utilizar y no es otra cosa que la afirmación material-espacial del imaginario ganador-perdedor que dentro de la dinámica de los valores “positivos” nuevos y gesta una muralla de apropiación privativa de los espacios. Se vuelve un pequeño choque de fuerzas entre los originarios y los avecindados (que son los que llegan). Muchas ocasiones habrá tensiones entre valores, principios y costumbres originarias contra la poca importancia de los avecindados pues no tienen ese sentido de pertenencia lo que puede generar una ruptura del tejido social. Internalizan un miedo hacia el otro, esa es la cultura, la cultura del miedo: la que se cree superior y con la capacidad autoimpuesta de excluir al otro.
Los originarios muchas veces serán contratados para la manutención de los nuevas residencias, generalmente fraccionamientos cerrados para protegerse del “otro”, ese “otro” que trabaja para la nueva familia pero que existe la posibilidad de robo, esa persona ajena a la que hay que tenerle miedo porque no se sabe la clase de personas que son. Se aplican medidas como seguridad privada, barreras espaciales, muros o rejas. Los cambios en las estructuras sociales despliegan nuevas formas de relación intersubjetivas, simbólicas, que se pueden aprehender con el estudio de los de miedos latentes, creados o percibidos (existentes o fantasiosos) cuyo carácter puede ser individual y/o colectivo y que son portados y reconfigurados por los sujetos culturales en artículos de la cotidianidad como armas, alarmas, sistemas antirrobo, alambradas tipo navaja, tapias, guardas de seguridad, vestimentas agresivas, estigmatización de potenciales enemigos, etc. La cultura cambia de una cultura agregada, relacionada en todos los aspectos de los individuos a otra más limitada y fragmentada. Es decir, Estéticas del Miedo que expresan y condensan las vivencias concretas y/o representacionales del miedo .

PROFESIONALIZACIÓN
Como hemos visto hasta ahora, el ingreso del campo es insuficiente para cubrir las necesidades y aunado a un crecimiento de la ciudad o industrias a territorios rurales, cambios el mercado de trabajo, expansión de los servicios entre otros, las actividades y demandas de la zona son diferentes. Entonces, la población joven impulsada por la adulta empieza a profesionalizarse, es decir, empieza a abandonar la actividad agropecuaria para insertarse como mano de obra en la industria o la maquila que son las que llegan a territorios rurales. Siendo así el arraigo a la tierra empieza a desvanecerse pues el ingreso proviene de otro lado, es mayor y más “funcional”. A largo plazo puede tener 2 consecuencias: Una es que se desarraiguen incluso culturalmente del campo olvidando o ignorando los valores de la sociedad en la que vivía la generación ascendente o la otra es que pueden llegar a organizarse mejor para seguir produciendo en una Sociedad de Producción Rural (SPR de RL), utilizar técnicas novedosas como plasticultura, acuaponía, hidroponía, invernaderos sin embargo, dependerá mucho de la educación y los mercados que se desarrollen así como la competencia que haya. Generalmente sucede el desarraigo porque las escuelas no están capacitadas para desarrollar programas educativos para el sector rural, los programas educativos no pertenecen a la realidad social en que se desarrolla el individuo, falta de supervisión efectiva, malas instalaciones, no existen posibilidades para estudiar los niveles superiores, etc.

CAMPESINO A MIGRANTE INTERNACIONAL
Existen fenómenos mundiales que suelen vincularse con la globalización: es el incremento de los flujos migratorios internacionales, principalmente las laborales (labor migración) por la falta de economía local efectiva que tienen repercusiones culturales. Como sabemos, la migración rural-urbana y la internacional, tiene una relación directa con la globalización, y esta acción está vaciando la mayoría de las regiones rurales, mediante la evaporación gradual de sus poblaciones.
Y es que, la población migrante expectativas laborales, económicas y personales buscando el desarrollo tanto personal y familiar en ocasiones generando una imagen de éxito, el famoso “american dream”. Sin embargo el proceso muchas veces es exactamente lo contrario: un proceso tortuoso y hasta mortal. La imagen creada es totalmente diferente lo que a veces lleva a una depresión o conductas destructivas.
Los que alcanzan a llegar a sus destinos deben de adaptarse socialmente al grupo y aceptar los nuevos códigos y símbolos totalmente distintos a los de sus comunidades rurales de origen. Hay que reincorporarse a las actividades socioculturales y productivas que el nuevo entorno exige, las cuales a veces pueden ser delictuosas como asaltos. La cultura vieja del sujeto se ve violentada por este nuevo entorno y sus costumbres, lo único que le queda es internalizar lo más que pueda de la nueva. Por el otro lado está la familia arraigada que no puede acompañar al migrante quedándose angustiada, incompleta, desmembrada y con expectativas de una mejora.
Cuando el proceso migratorio es exitoso, las nuevas pautas culturales adquiridas son traídas desde el exterior hacia la comunidad de origen y éstos pueden ser tanto positivos como negativos. Los negativos son las enfermedades o problemas de salud que pueden traer así como una ideología más libertina o agresiva que no encaja en la comunidad y violenta el orden social establecido. En cuanto a las positivas pueden ser un aumento en la calidad de vida sin embargo, esto puede generar presión o expectativas de otros grupos sociales ya que el migrante puede tener un mayor estatus que los que se quedan y una alta diferenciación social.
Por otra parte, tenemos que, el modelo de las “diásporas”, (de grupos inmigrados) que se crean en la sociedad receptora siguen identificándose con sus comunidades de origen, con las que mantienen continuados vínculos materiales como el caso de las remesas dedicadas al apoyo de la comunidad, y también continúan los vínculos simbólicos, gracias a las nuevas tecnologías como el internet, que permite el contacto virtual sin importar la distancia. Los tiempos y las distancias se reducen gracias a la globalización y los migrantes adaptan esta ventaja para continuar con su cultura fuera de su comunidad. Las redes de apoyo son un ejemplo o la mexicanización de California es otro.

HOGAR PATRIARCAL A JEFAS DE FAMILIA
Los hogares que cuentan con una mujer como jefe de familia están siendo cada vez más numerosos. Las causas de este fenómeno pueden encontrarse en la disolución de las familias debido al éxodo de los hombres empujado por la demanda de mano de obra para trabajar en los cultivos comerciales de exportación y por la emergencia de puestos de trabajo asalariado en las ciudades, que se ha traducido en una corriente migratoria rural-urbana principalmente masculina. A ello se añade la escasez de tierras que impulsa al hombre a buscar nuevas posibilidades de trabajo. Otras causas pueden encontrarse en la disolución de la unión marital: viudez, divorcio, separación o deserción. Las madres solteras constituyen asimismo jefes de familia potenciales. Esta última categoría es muy frecuente en las áreas rurales caracterizadas por una fuerte migración masculina y marginalidad económica.
Puede decirse que hay básicamente dos patrones de hogares encabezados por mujeres: la jefatura "de facto", donde el marido está ausente por largos períodos de tiempo y la mujer debe asumir las decisiones concernientes al hogar y al bienestar familiar, aun cuando suele recibir remesas del marido ausente; y la jefatura "de jure", que se da cuando la mujer es divorciada, viuda o madre soltera. Las mujeres al casarse saben que deberán vivir su vida conyugal adaptándose a las migraciones cíclicas de su marido. Las migraciones laborales son tan habituales y generalizadas que se han convertido en un hecho del que no se puede escapar. Se ha señalado con frecuencia la jefa de familia "de facto" recibe una considerable ayuda y consejo por parte de la familia extensa, aunque no siempre los hechos parecen corroborar este hecho. Es la mujer quien debe asumir enteramente la responsabilidad del hogar.

Entre los hogares rurales, los que están a cargo de una mujer son por lo general más reducidos y cuentan por lo tanto con menos mano de obra para realizar los trabajos agrícolas, en circunstancias que las faenas agrícolas son básicamente intensivas en el uso de mano de obra. Esta carencia se traduce en rendimientos más bajos, con un porcentaje más alto de la producción destinado al consumo interno y menos excedentes para la comercialización. Estos hogares tienen también menos acceso al crédito, con lo que ven limitadas sus posibilidades de contratar trabajadores o adquirir tecnologías ahorradoras de mano de obra. Esta carencia es sustituida por las remesas que manda el marido desde el exterior, en caso de que haya sido abandonada, su suerte empeora. El cambio cultural recae en que una mujer tiene que llevar a cabo el papel de madre y padre junto con el de productor rural. Debe de asimilar las 2 estructuras paternales rompiendo con la estructura antigua de un paternalismo inquebrantable.

El perfil de los hogares encabezados por mujeres depende básicamente de los patrones migracionales y de la estructura de la pirámide poblacional. Ello explica que en África y América Latina y el Caribe las mujeres jefe de familia tiendan a ser más jóvenes que en otras regiones del mundo: la mayoría de ellas cae en el grupo de edad de 25 a 44 años, es decir en plena edad reproductiva. En los países desarrollados, en cambio, los hogares encabezados por mujeres corresponden, en un gran porcentaje, a mujeres de edad.

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